LO SIENTO

1.1K 40 3
                                    

Querida Nicole:

La  verdad no sé por qué estoy escribiendo esta carta, probablemente la deje en el cajón con las muchas otras que te escribí pero no me atreví a enviar. O quizá esta sea la carta que por fin me anime a llevar a la oficina de envíos. Quien sabe...

En fin, si estás leyendo esta carta ya sabrás dos cosas:

1) Que te he escrito muchas cartas.

2) Que soy un cobarde.

Probablemente muchas preguntas estén rondando por tu cabeza (siempre fuiste de las que piensan demasiado las cosas), espero aclararlas todas en este escrito.

Remontémonos a ese verano, el verano que marcó mi vida por siempre. Yo estaba de vacaciones en nuestra casa de campo, tu madre trabajaba en la casa de mi vecino, nuestras vidas chocaron y desde el primer momento nunca volví a olvidar tu sonrisa.

Lo siento tanto.

Podría dar la trivial excusa de "éramos jóvenes", pero me estaría mintiendo a mi mismo. Yo sabía exactamente lo que estaba haciendo y tenía conciencia para decidir.

Llevaba saliendo con Calia cuatro años, prometido cinco meses, me casaba en tres, y aún así me enamoré perdidamente de ti. Fue un verano mágico, teníamos tanto en común, podíamos hablar por horas. 

No sabía que hacer y te oculté la verdad. Cuando te enteraste estabas destrozada. Tuve que decidir y me arrepiento cada día de mi vida por no haberte elegido a ti. Mi familia amenazó con desheredarme y me convencí a mi mismo que te merecías a alguien mejor que yo. En eso no me equivocaba.

Se que fuiste feliz. Te casaste cinco años después con un hombre que nunca se cansó de consentirte como merecías. Tuviste tres hijos, dos niños y una niña. Viviste en la casa de playa de tus sueños y nunca te faltó nada.

Un tiempo después de que te dejé mi esposa me engañó, quedó embarazada de otro. La empresa de mi familia quedó en la quiebra. Fueron años duros, reconstruí una empresa de las cenizas, pero logré salir adelante. Pensé en ir a verte muchas veces, pero sabía que no te merecía, tu debías estar con alguien que siempre te eligiera en primer lugar.

Probablemente ya me hayas olvidado, después de todo sólo compartimos un corto romance de verano. Pero si aún me recuerdas solo quería decirte las palabras que nunca me atreví a pronunciar: lo siento.


Saludos,

Eduardo.

Historias cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora