ACEPTO

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Lily se veía hermosa.

Su largo cabello se encontraba semi recogido en una sutil trenza que resaltaba sus preciosas facciones. Su maquillaje, aunque era poco, le daba un toqué natural que lo convertía en único.

Este era el día que ella había esperado desde la infancia. Soñaba con casarse con un príncipe azul que la amara y protegiera por siempre. En su mente, imaginaba este día como el más feliz de su vida, su madre la ayudaría a alistarse y su padre la entregaría en el altar.

Sin embargo, a veces la vida no es tan perfecta como uno desearía.

Su madre la ayudó a alistarse, y horas después su padre la entregó en el altar con una sonrisa.

Pero este no fue el día más feliz de la vida de Lily.

Cuando conoció a Alan, hacia ya un año, su familia no estaba pasando por un muy buen momento económico. Su padre había perdido el trabajo y su madre sufría de una condición médica que le limitaba el realizar algunas tareas. La casa de su infancia iba a ser hipotecada y a su hermana pequeña la iban a expulsar de la universidad por deudas pendientes.

Es ahí cuando Lily entró en la página.

Tenía veinticuatro años, estaba soltera y trabajaba como profesora en un colegio de la región. Su padre le consiguió una cita con Alan, un robusto hombre en sus treinta-y-tantos, dueño de una fortuna. A penas mostró interés en ella, la presionaron para que estuviese con él, le decían que se los debía después de todo lo que ellos habían echo por ella.

La obligaron a casarse con Alan. Y cuando ella pronunció el tan esperado "acepto", sus padres se miraron con una sonrisa de complicidad.

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