BELLEZA

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Lena se mira al espejo analizando cada detalle.

Ella tiene celulitis, estrías en los bordes de sus caderas y unos de kilos de más. Sus piernas son más cortas de lo que ella querría y sus pechos más pequeños. Tiene un par de espinillas y puntos negros recubriendo su nariz.

Le gusta la forma de sus ojos, pero no se molestaría si tuvieran otro color. Adora sus labios, pero detesta que se le resequen con tanta facilidad. Su pelo luce perfecto, pero tarda horas en arreglarlo.

Lena cambiaría tantas, pero tantas cosas. Ella no se da cuenta que ya es perfecta.

Perdemos tanto tiempo intentando alcanzar un "estándar" de belleza. En la televisión, en las revistas, en los carteles vemos personas altas, tonificadas, sin ni un rasgo de imperfección. El paradigma nos consume y nos hace sentir culpables por cada vez que comemos un trozo de chocolate.

Debemos dejar de fijarnos tanto en lo que está fuera y enfocarnos en lo que está dentro. En nuestros valores, en como somos en realidad como personas, porque es eso lo que nos hace realmente hermosos. 

Con el tiempo la piel se comienza a arrugar, el pelo se nos torna gris y nuestra postura se encorva. 

Es en ese momento cuando nos damos cuenta de lo que realmente importa y de lo que nunca importó. Pero ya es tarde, para ese punto ya nadie nos devolverá el tiempo que pasamos pensando en cosas que en realidad nunca fueron importantes.

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