VIVIR

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A veces tengo la sensación de que todos los días son iguales. Me levanto, voy a la universidad, estudio, me duermo y se repite todo el proceso. Día tras día, noche tras noche, la vida se transforma en una rutina, se vuelve monótona. 

Actualmente la mayoría de las personas están tan concentradas pensando en el mañana, que se olvidan de vivir el presente. Nos preocupamos más en las cuentas que debemos pagar, los libros que tenemos que estudiar, que en lo que estamos realmente haciendo en ese momento.

Cuando salgo con mis amigas o veo una película con mi mamá, no lo disfruto como debería, puesto que solo puedo pensar en el tiempo de estudio que estoy perdiendo.

Y vivir así no es bueno, vivir así no es vida. El tiempo se pasa volando y hay que disfrutar cada minuto. En el futuro no vas a recordar la noche en la que te quedaste en casa estudiando en vez de ir al almuerzo familiar, vas a recordar las múltiples comidas que compartiste junto a tus tíos y primos. Recordarás las fiestas, las películas, las salidas. Hay que disfrutar esos buenos momentos lo máximo posible porque jamás los volverás a repetir, no hay que dejar que absurdos pensamientos nublen tu mente.

Claro que como todo en la vida, hay que tener un balance. Sin embargo, a veces hay que desplegarse un poco de las preocupaciones y simplemente vivir libre y sin remordimientos.

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