FALTA DE EDUCACIÓN

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Drogas, sexo y alcohol.

Ese es el panorama de Robin por lo menos cuatro veces a la semana. Esa ha sido su realidad desde que tiene memoria, por lo que ¿quién le pediría algo distinto?

Robin con suerte sabe leer y escribir, la educación que recibió en su colegio era precaria, sin embargo, mejor de la que obtuvieron sus padres antes que él. Creció en una familia machista, en la que se creía que golpear a una mujer era correcto. Durante su infancia nunca tuvo a alguien que se preocupara de sus necesidades, prácticamente se crió sólo, en una casa donde habían más hermanos que cubiertos.

Como regalo de cumpleaños número  trece su padre lo llevó a un prostíbulo, —llegó la hora de que te hagas un hombre. — le dijo ese remoto 6 de marzo. Desde ese día ha salido con incontables chicas, nunca en algo serio y a veces con más de una al mismo tiempo.

Robin tiene 20 pero parece de 40, ya ha vivido toda una vida, ha visto y hecho cosas de las que cualquiera se horrorizaría.

Cualquiera pero no él, no Robin, esa es la realidad en la que fue criado. Su madre engaña a su padre desde que él tenía cinco años, su tío está en la cárcel por tráfico de drogas, tiene una hermana alcohólica y un hermano que se dedica a robar tiendas.  

Los últimos meses Robin ha estado cansado, más de lo normal. Conforme pasen los días perderá cada vez más las fuerzas y en una semana estará muerto, un resfrió común lo habrá matado. 

Su familia nunca se enterará que la verdadera razón de su muerte será el VIH... La falta de educación mata y la desinformación es el peor de los venenos.

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