Conmocionado por el echo, Frank se arrodilla frente al tipo con el disparo en la frente y se cerciora del estado de sus signos vitales, para su insatisfacción terminó de convencerse que estaba muerto y que ya no se podía hacer nada por aquel hombre que había conocido hace mucho tiempo atrás. Un paciente por el cual sentía mucho afecto, respeto y admiración. No muestra interés por acudir a la anciana, solo ve su herida al lado de izquierdo del abdomen, pero hace caso omiso y asimila que lo más seguro es que se encontrase muerta por la suficiente edad que aparentaba. Toda su visión se nublo. Su atención estaba puesta en el hombre muerto que estaba en el suelo junto a él. Tremendo impacto había tomado por sorpresa a Frank. Nunca creyó que se volvería a encontrar con su viejo amigo y mucho menos en tal acontecimiento.
- ¡no puede ser! ¿por qué a mi? - gritaba con mucho desespero
- ¡háblame Rubén! ¡habla por dios!
Empezó a llorar sobre el pecho de su amigo a la vez que lo agarraba de la camiseta fuertemente; cada lagrima que se resbalaba en las mejillas de Frank reflejaban una gran tristeza y descontento, como si que aquel echo hubiese sido la gota que colmó el vaso dentro de todas las calamidades y desgracias que ya tenía.
Tres sujetos iban corriendo hacia las proximidades de la cabaña y en sus rostros reflejaban mucho pánico y preocupación -espero que a ese imbécil no se le haya dado por entrar a la cabaña de mi madre -decía uno de ellos-. Cuando los hombres tocaron en varias oportunidades la puerta de madera y no encontraron respuesta se vieron en la obligación de tumbarla, aunque uno de ellos intentó buscar otro medio para entrar -¡oigan aquí hay una ventana abierta! -soltó Erick - .Pero ya era muy tarde porque los dos hombres que estaban en la puerta, lograron cruzarla y una vez dentro quedaron estupefactos ante la situación que presenciaban. observaron que Erick aparecía de la habitación y de inmediato notaron una gran frustración en su rostro. Estaba absorto en todo su interior, sus ojos en un instante se aguaron y por un momento permaneció inmóvil mirando a su madre.
Frank que estaba de espaldas recostado en el pecho de Rubén era consiente que no se encontraba solo. Sabía muy bien que tenía compañía, pero eso era algo que lo tenía sin cuidado. Él sosteniendo la pistola de Rubén siguió llorando sobre su pecho. A los pocos segundos sintió que le arrebataron el arma. Acto seguido Erick lo agarró de los hombros y lo arrojó al suelo ensimismándose sobre él y propinándole varios golpes en la cara. Estaba lleno de furia y cólera. El hecho de haber visto a Frank con la pistola y haberlo encontrado junto a Rubén, lamentando su muerte; le causo una enorme ira y desesperación. Simón quien era primo de Erick lo retuvo al verlo tan empecinado, sobresaltado; descargando todo su enojo hacia Frank. -¡es suficiente Erick! ¡para ya! Erick siendo agarrado de los antebrazos por su primo empezó a llorar de forma incontrolable, lo miraba a los ojos mostrando gran desaliento y desilusión. Simón lo abrazó consolándolo y tratando de calmarlo. -¡está bien Erick! ¡tranquilo! ¡anda desahógate!
Por otra parte, Zatu, amigo de Erick y de Simón, levanta a Frank, lo arrincona contra la pared y le pregunta:
-¿tú lo hiciste verdad? -Frank que tiene varias heridas y golpes en su cara empieza a sangrar.
-¿tú lo hiciste verdad? -repitió Zatu, Pero Frank no contesta.
Toda su mente estaba nublada y confusa. había perdido la noción del tiempo y sufrido un shock interior, no le preocupaba en lo más mínimo si la muerte le llegaba en ese instante, es más, creyó que ese sería su final y ahí en esa cabaña concluiría su vida.
-no te afanes -decía Simón-. Tarde o temprano tendrá que abrir la boca. Erick fue cesando su llanto y a continuación se fue hasta donde estaba su madre para darle un beso en la frente y cerrarle los ojos.
-ese imbécil lo va a pagar muy caro -espetó Erick con un aire sereno
¿Ahora que hacemos? -agregó
-si quieres yo me encargo de este -dijo zatu, sosteniendo del cuello a Frank.
Erick lo miró de reojo
-¡Erick! tenemos que hacer algo ya mismo -mencionó Simón
-no pienso entregar a este tipejo a las autoridades -hablaba Erick-. Voy a hacer que confiese que él la mato y tendrá que decirme ¿por qué motivo tenía que meterse con una anciana? Si lloró tanto la muerte de su amiguito, ahora llorará el doble hasta que suplique
-¡primo! ¿qué tienes en mente?
-ya lo veras, por ahora amarremos a este idiota
-¡Zatu! ¿puedes traer una cabuya de los chécheres de afuera? -indagó Simón
-¡claro! Voy en seguida
Un gran trueno alumbro entre las nubes del cielo, pronto se acercaría la noche y empezaría a llover; así que los tres hombres debían darse prisa, sea lo que fuesen a hacer. Zatu se fue hasta el quiosco que estaba a unos pocos pasos de la cabaña, sacó de un estante una caja y en ella encontró algunas pitas; escudriñó un poco más y se llevó consigo las pitas y una cinta adhesiva. Al salir del quiosco divisó en la lejanía un vehículo; su reacción fue darle aviso a sus amigos
-¡vengan aquí!... -grito zatu
-tu quédate y vigílalo -dijo Erick, empuñando el arma que le había quitado a frank
-¿Qué pasó? -soltó Erick
-¡mira allí! -señalaba zatu hacia la camioneta
-¡vamos! ¡Vamos! -decía Erick dándole una palmadita
Cuando hubieron llegado, comenzaron a registrar el vehículo.
-¡mira lo que encontré -sacó Zatu una billetera de la guantera y después extrajo algunos papeles que había en esta
-¡Frank olivera! -dijo Zatu enfáticamente-. Después le pasó la billetera y el carnet de conducción a Erick, y este lo vio. Observó de cerca la foto del carnet y comprobó que efectivamente se trataba del mismo hombre que estaba en la cabaña y que él creía que había matado a su madre; luego continuó viendo papeles de la billetera.
-¡maldito cobarde! -decía Erick con enojo-; Tengo una idea, llevémonos el carro montaña arriba hasta nuestra cabaña, junto con los dos cuerpos y el tal "Frank". Al amanecer tendremos las mentes más frescas para pensar bien.
-así que tú eres Frank -le hablaba Erick de cerca-, y te dedicabas a salvar vidas según tus documentos, pero ahora te has convertido en un hombre enfermo y desquiciado que va hiriendo sentimientos de los demás y matando a personas vulnerables.
-yo, no... -intentó hablar Frank
-no, no. Tendremos todo el tiempo del mundo, no te afanes en contestarme.
Zatu empezó a atar de pies y manos a Frank, y a sellarle la boca con la cinta adhesiva; mientras que Erick y su primo cargaron los cuerpos para meterlos en la camioneta.
-el baúl está cerrado -dijo Simón.
-¡el imbécil ese debe tener las llaves!
-¡está bien, primo! -decía Simón-. Espérame aquí
Pasados algunos minutos, emprendieron el rumbo montaña arriba. Había empezado a caer una gran tormenta de agua y todo el cielo oscureció por completo.
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10 DÍAS DE TORTURA
Mystery / Thriller¿Qué culpabilidad puede tener un hombre que simplemente va manejando su vehículo y se detiene al escuchar un par de disparos a la lejanía de una cabaña? Frank lo único que puede hacer entre la espada y la pared, entre el desespero y la insertudumbr...