Erick y Frank se enfrentaban en el cuarto trasero de la cabaña, con cada golpe que se daban querían desatar toda su furia interna. Por otra parte, simón, que estaba en una maca contemplando el paisaje, se percató del estruendo que provenía del cuarto trasero. Se levantó de un soplo y se dio prisa para ver que ocurría. Al ver a su primo luchar con desespero agarró el tambo. Le propino varios golpes a Frank por la espala, luego que se separara de Erick simón continúo golpeándolo en el pecho y en el estómago.
Esta vez Frank le había dado un buen merecido a Erick. Lo dejó con toda la cara rasgada y unos cuantos moretones y heridas en la cabeza. Momentos después que Erick se hubo curado, fue de nuevo a donde Frank y vio que hacía un gran círculo de sangre que vomitaba.
Frank levantó la vista y se quedó suspenso al ver a Erick. Todo su cuerpo estaba completamente exhausto y nada mas pensar que le vendría más dolor era algo que lo atormentaba, le arrancaba las ganas de seguir viviendo. Observó que Erick cogía como una especie de rastrillo, pero vio que las puntas sobresalían y eran mas filosas. Intentó levantarse, pero se resbaló con su propia sangre, manchándose el rostro. Erick sujetó las uñas de gato con mucha fuerza, presionó la cabeza de Frank con una pierna haciendo que sus ojos se perdieran en el rojo de su sangre espesa. Le rasgo la camisa y a continuación enterró las uñas de gato en su espalda. Frank gritaba con mucha ira en cada arañazo que su cuerpo sentía; decía que lo liberaran, juraba por Dios que el no era el que había matado a la anciana. Lo repetía una y otra vez; clamaba por su vida con todas las fuerzas de su alma. Después solo decidido soportar el dolor que sufría en sus entrañas. De cierto modo su cuerpo cada día iba acostumbrándose al dolor y al sufrimiento de la tortura. Desde un principio, Erick no pensó en darle una muerte rápida, sino todo lo contrario, su intención era que muriera de forma lenta para que sufriera un caos peor al de una muerte común. Erick se detuvo, dejó a un lado las uñas de gato y se quedó de rodillas junto a Frank. Hubo silencio un tiempo prolongado, después se puso en pie y quedó viendo la sangre que corrías como chorros por la espalda de Frank.
—yo solo quiero hacer justicia —manifestó Erick—. No sé por qué tenía que meterse con lo que más amaba ¿puede imaginarse todo el dolor que uno siente? Que le arranquen del pecho una ilusión, es como si le quitaran el aire para respirar ¿alcanza tan siquiera pensarlo por un par de segundos? ¡vamos! ¡habla, habla! —dijo Erick con potestad—. Ahora resulta que no quieres decir palabra, cuando antes era todo lo contrario, me causa gracia, —reía Erick incontrolable—. Lo sujetó de las piernas y lo zarandeó, pero Frank no se movía, estaba completamente inmóvil «será que el desgraciado estiró la pata» pensó Erick con el rostro muy dubitativo, luego le tomó los signos vitales y aun respiraba. Lo tomó del cuello e hizo que lo viera a los ojos
—nada más te haces el idiota, cierto mi amiguito Frank—. Frank con el rostro demacrado aparentaba ser un señor de avanzada edad, cualquiera podría jurarlo si lo viesen en tal condición. Trató de ponerse de rodillas, pero todos sus intentos fueron nulos. Erick buscó un termo y le dio a beber agua, acto seguido salió del cuarto sin pronunciar palabra. Encendió el motor de su Volkswagen y fue en busca de una vista más amplia, que le brindara tranquilidad y comodidad. Cuando llego al lugar, no se bajó, quedó observando las montañas desde el auto con un rostro placido.
Frank apenas podía balbucear, había logrado sentarse, pero aun se encontraba en muy mal estado físico, por momentos creía que su cuerpo no aguantaría e iba a destrozarse en mil partículas. Trataba de olvidar el episodio que estaba viviendo, aunque no era tan fácil, pero al menos lo intentaba; pensar en lugares misteriosos que todavía no se habían descubierto, sitios exóticos y paisajes extensos. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escucho las pisadas que provenían de afuera en dirección al cuarto. Se oyó el fuerte choque de la puerta cuando Erick la abrió, camino hacia donde estaba Frank y como a un niño pequeño lo jalo de las orejas, este como estaba en condición vulnerable cedió sin mucho menester. Lo llevó hasta afuera y lo arrojó hacía el pastizal, se quitó su correa y empezó a azotarlo por la espalda. Frank ardía en llamas por todo su cuerpo, se estremecía de la cruel tortura de Erick. Pronto se acercó la noche; la súplica y los gritos de Frank fueron en vano. Erick se había llenado de furia y continúo azotándolo hasta que finalmente se cansó y entonces lo arrastro de nuevo al cuarto trasero. Lo dejó amarrado en una silla y después se marchó.
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10 DÍAS DE TORTURA
Mystery / Thriller¿Qué culpabilidad puede tener un hombre que simplemente va manejando su vehículo y se detiene al escuchar un par de disparos a la lejanía de una cabaña? Frank lo único que puede hacer entre la espada y la pared, entre el desespero y la insertudumbr...