DÍA SEIS

122 6 0
                                    


—una sola vida para disfrutar, tan solo una; solamente una oportunidad para que luego aparezcas tu y se la arrebates a esa mujer que era mi madre —Erick le hablaba de cerca a Frank como si estuviera razonando con él—. No me importa que tipo de trauma tengas o con qué problemas cargues, me hiciste daño, me afectaste en gran medida mi vida así que no puedo dejarte por ahí a la deriva. Ya lo entenderás ¿verdad? ¿tienes algo que decir? —Frank permaneció enmudecido con el rostro inexpresivo— voy a llevarte a que te des un baño, te va sentar bastante bien —terminó diciendo Erick.

Afuera hacia demasiado helaje. El viento corría deprisa metiéndose por todas partes; el pasto estaba húmedo. Frank caminaba descalzo, estaba atado por las dos manos y Erick que iba adelante lo llevaba con firmeza. Llegaron al pozo que estaba a varios metros de la cabaña, el agua rebasaba los bordes. Erick obligo a Frank a arrodillarse y acto seguido le propino un puñetazo en la cara.

—dime que te arrepientes de haber matado a mi madre

—no puedo arrepentirme de lo que yo no he cometido —soltó Frank

—¡ah no! ¡vaya! Entonces dime ¿Quién lo ha hecho?

—posiblemente el hombre con el disparo en la cabeza —decía Frank con dificultad—. Yo solo necesitaba ayuda y bajé de mi camioneta al escuchar los disparos, entonces fue cuando me di cuenta que... aquel hombre...

—¡para ya! ¡no sigas! —lo interrumpió Erick— no es nada más que puras estupideces ¿pretendes que me creas tan absurdo cuento? Lo que eres es un payaso, me das risa

—¿es tan fácil juzgar y tan difícil escuchar para usted? —preguntó Frank arrastrando las palabras

—no estoy para escuchar babosadas

—estaba junto a ese hombre porque...

—¡cállate ya! —exclamó Erick a la vez que lo golpeó de nuevo

Lo levanto y le sumergió la cara en el pozo. mantuvo presionando su cabeza por alrededor de dos minutos, Frank había tragado mucha agua y sus fosas nasales estaban congestionadas.

-¿eso te basta, o quieres más? —dijo Erick— Frank apenas podía respirar. lo volvió a sumergir, parecía que lo quisiese ahogar en un instante por el desespero que reflejaba, por las ganas de vengarse y por toda la rabia que tenía acumulada. Cuando sacudió su rostro se dio cuenta que estaba inconsciente. Se vio obligado a hacerle respiración boca a boca, aunque le pereciese asqueroso lo hizo porque peor sería si Frank se llegara a morir, Erick no se lo perdonaría a si mismo. Esa misma tarde Erick fue a dar un paseo por las profundidades de los bosques, deseaba olvidar por un momento todo lo que tuviera que ver con la tortura de Frank, sin embargo, su subconsciente sabía que en el fondo era tema que lo preocupaba mucho. Solo trataba de evadir un poco la realidad, habían pasado seis días de la muerte de su madre y apenas podía asimilarlo. Recordaba todo a pleno detalle, como si no hubiese transcurrido un solo segundo, como si se encontrase todavía en la escena. Simón y zatu con los rostros pasmados, Frank lamentándose sobre el pecho del hombre con el disparo en la cabeza y por ultimo la imagen mas impactante su madre sangrando en la silla y con la cabeza ligeramente inclinada. Sacudió sus pensamientos y hacía todo lo posible por esclarecer sus ideas mientras conducía, llegó a un terreno despejado donde no había árboles, se elevó en sus pensamientos y no le dio gran importancia al volante, por poquito casi se estrella contra a un árbol gigante. Tenía los ojos bien abiertos, parecían de una película de espanto, viendo terroríficamente algo anormal, pero Erick veía el gran tronco del árbol, su tamaño y su exagerado grosor.

Estuvo de vuelta en la cabaña en un par de horas, estacionó el Volkswagen justo al lado del cuarto trasero donde se encontraba Frank. se le veía que estaba cargado de mucha ira, abrió rápidamente la puerta y se adentró.

Por la actitud que aparentaba Erick, podría jurarse que estaba afanoso por torturar a Frank, lo cierto es que no fue así, pese a que en un principio lo haya pensado de tal modo, cambió de parecer porque sus emociones cambiaron también. Sus ánimos y sus fuerzas decayeron. Se sentó en el suelo junto a Frank y se quedó allí por un buen lapso de tiempo sin mantener contacto visual con él. Quería sentir que tenía algo valioso bajo su poder, que era solo dominio suyo y tenía toda la potestad para hacer lo que quisiese que le viniera en gana.


 

10 DÍAS DE TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora