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"Le tememos a lo desconocido, pero el temor es aún mayor cuando lo desconocido tiene... Digamos que una pizca de conocido."

Los niños estaban muy atentos al documental que se estaba proyectando como antesala al concurso. El tema era "Monstruos" y abordaba de manera amena los típicos temores infantiles, monstruos en la habitación, bajo la cama, en la oscuridad, en las pesadillas. Todos los espectadores eran muy inteligentes, pero eran niños al fin y al cabo. El tema les resultaba de sumo interés.

"Se habrán dado cuenta ya que la mayoría de monstruos famosos tienen algo de humano. Si no es la forma, es el comportamiento, o el origen... Pero la verdad es que casi siempre es la forma."

Los niños se miraron entre ellos, confundidos.

"Por ejemplo, el hombre lobo no sería un monstruo si lo dejamos en lobo, tiene que tener una parte de hombre para que cause miedo..."

Los niños sonrieron, empezaron a captar la idea, y al instante comprendieron que hay ejemplos por doquier. El video se les adelantó.

"La figura del vampiro es igual, no funcionaría si no fuera porque se parece mucho a un hombre normal, es sólo cuando decide alimentarse que saca relucir su monstruosidad, es decir, su... Diferencia"

El énfasis en la palabra "diferencia" hizo que todos los niños se quedaran en silencio.

"El monstruo de Frankenstein es un caso interesante. La idea de usar partes de cadáveres para hacer una criatura viviente nos causa repulsión, pero el verdadero temor, o más bien terror, sólo llega cuando descubrimos que la criatura tiene emociones casi humanas."

A cualquier otro grupo de niños le habría resultado muy confusa esa última parte. A estos niños no. Varios de ellos habían leído ya la novela.

"Y por supuesto, el hoy tan popular zombie. ¿Qué nos da miedo? ¿Lo que es ahora, o lo que solía ser?"

"Y no crean que esto es un fenómeno moderno. Los clásicos monstruos mitológicos, el minotauro, el centauro, la medusa o gorgona, las brujas, duendes... Podemos seguir buscando ejemplos, pero lo que realmente importa es entender que los monstruos no son más que una manifestación del temor a lo desconocido. Específicamente, al lado que desconocemos de nosotros mismos. Creamos monstruos porque no entendemos del todo lo que es ser humano, y eso es lo que realmente nos da temor. La próxima vez que busquen un monstruo en su habitación, recuerden que lo más seguro es que sí haya uno. Dentro de ustedes. La humanidad siempre ha vivido arrastrando sus monstruos, en su largo camino tratando de entenderse a si misma, y ha hecho tanto que contarles todo será motivo de un próximo programa. Niños, ha sido un gusto y será para otra oportunidad."

Empezó a sonar una música que parecía parodia de película de terror y la pantalla se oscureció. Salieron escritos en la pantalla los nombres de todos los encargados del documental y empezaron a moverse hacia arriba. La lista de nombres parecía infinita. Los niños aplaudieron y salieron al patio a esperar el evento central, que era la razón por la que estaban ahí: el concurso.

- Qué raro que no hayan mencionado el ejemplo más importante de monstruos humanizados...

La voz de uno de los niños hizo que todos los demás voltearan a verle, inquietos.

- ¿De qué hablas? No creo que se le haya pasado alguno de los grandes

- Cierto, Drácula, licántropos, zombies, supongo que el garabato de Frankenstein cuenta como zombie... ¿Qué falta?

El niño que había hablado el principio se movió al centro del grupo y con cierto aire de arrogancia miró a todos los demás niños, todos atentos, formando un semicírculo frente a él, y habló.

- Pues claro que se le ha pasado uno muy importante. ¡Satanás! O Lucifer, o simplemente 'el diablo' como le dicen.

Todos los niños lo miraron atónitos. Luego se miraron entre ellos, no atinaban a hablar.

- Y es un caso notable, porque incluso su primer castigo consiste en perder parte de sus características humanas. La serpiente supuestamente tenía manos y pies, y es condenada a arrastrarse.

Los niños ahora sí empezaron a hablar entre ellos, intercambiando opiniones, como si hubieran descubierto algo muy importante. El niño al centro tenía ahora una expresión de completa arrogancia, y una sonrisa maliciosa. Sabía que había dejado de ser un espectador para convertirse en expositor del tema, y que eso lo colocaba en una posición de superioridad entre los demás niños. La sensación ya le era conocida, y le fascinaba.

- Por supuesto que no iban a mencionarlo, tonto, ¿Que no ves dónde estamos? ¡Esto es un colegio católico! Seguramente cortaron esa parte del video. Independientemente de lo que creas tú o yo, aquí hay reglas y son católicas. ¿No creerás que a un experto en el tema se le iba a pasar algo así, no?

Una voz tan enérgica como melodiosa rompió el encanto. Era una niña. Y había señalado algo que el niño ya sabía, pero no mencionó porque quería aprovechar a su favor. La niña había arruinado ese plan, y le había quitado su momento de gloria.

La campana sonó anunciando el pronto inicio del concurso. Los niños empezaron a caminar hacia el auditorio. "Esta vez has ganado" pensó el niño, uniéndose al grupo.

La noche en la que el monstruo lloróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora