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El niño había pasado toda la tarde metido en los videojuegos, había cambiado uno tras otro y ninguno lo divertía. No podía sacarse de la mente lo que había dicho esa niña.

De hecho, no podía sacarse de la mente a la niña. Así de simple.

Y cuando llegó la noche y estaba listo para dormir, recordó a la niña con el traje de los Overseers, tal como se la había imaginado.

Ahí estaba otra vez la niña gritando enojada, con sus ojos llorosos. Pero esta vez el niño la empujó con fuerza, hasta hacerla caer de espaldas, se le echó encima cogiéndole los brazos, para que no pueda defenderse.

- Eres mía.

El niño despertó asustado. El reloj marcaba las 2:10 a.m.

Había dormido poco más de una hora y lo había despertado un sueño que no sabía cómo calificar. Sería una pesadilla si no fuera porque tenía algo de agradable.

Entonces el niño empezó a llorar.

Quizá la niña tenía razón y él era un monstruo. Empezó a buscar en sus recuerdos y no encontró ni un solo momento en el que se sintiera a gusto entre sus compañeros de clase, ni con otros niños de su edad. Recordó que ya antes le habían llamado "monstruo", aunque de manera afectuosa, pero siempre refiriéndose a su habilidad intelectual. Incluso la broma que le hizo a esa niña en la mañana, "Van a creer que te estoy pidiendo matrimonio," la había usado anteriormente y sólo obtuvo confusión. Nadie le entendía.

Sus emociones le empujaban a llorar, pero su mente lógica le pedía pruebas. Necesitaba confirmar lo que la niña le había dicho.

Estaba claro que ya no podría dormir, encendió su ordenador portátil y empezó a escribir. Había un concurso de literatura la próxima semana y ya tenía listo el cuento corto que iba a enviar participando en la categoría infantil. Pero ahora tenía otros planes.

Puso como título "La noche en la que el monstruo lloró."

Se secó las lágrimas, empezó a escribir...

La noche en la que el monstruo lloróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora