Me acabo de dar cuenta de que llevo una semana sin comer, sin salir de mi habitación. Con el cerrojo puesto y hecha un ovillo en la cama. No sé como lo llevan ahí afuera pero la verdad, ni lo quiero saber con lo del ataque a Hayashi. Me obligué a mi misma a levantarme de la cama y a ir a comer algo porque si no moriría antes de que alguien lo intentara.
Caminé moribunda hasta la puerta y la abrí. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Esto me estaba superando, este miedo que siento cada vez que doy un paso fuera de la habitación. Tragué saliva y empecé a caminar despacio por los pasillos.
—¿Aika?—Yo me giré. Era Ryu.
—¿Que?
—Llevas casi una semana sin salir, estaba preocupado.—Yo le miré inexpresiva.
—¿Y?—El arrugó la nariz y me miró en silencio.
—¿Porque me haces esto? Yo no hice nada. No entiendo porque llevas tanto tiempo enfadada.—No estoy enfadada.—El suspiró.
—Ya, claro. No te entiendo... pensé... pensé que te gustaba.—Yo me quedé en silencio y él me miró con pena.
—Pensaste mal.—La mirada se convirtió en enfado y odio. Se giró y se fue por donde había venido. ¿Sabes? Llevo una semana sin comer así que, que no se espere que me llegue el riego a la cabeza y que diga cosas razonables.
—¡Aika!—¿No me iban a dejar llegar a la cocina en paz?
—¿Que?—Yo me giré, era Misako.
—Dios, pensé que te había pasado algo.—Ella se abalanzó sobre mí, estrechándome entre sus brazos. Me voy a desmayar como no coma algo.
—Fui varias veces a tu cuarto. No respondías.—Yo me quedé callada.
—Lo sé.—Ella suspiró.
—¿Porque no abriste?—Empecé a pensar una repuesta adecuada para no dañar sus sentimientos.
—Estaba de luto.—Ella sonrió.
—Bueno, da igual. Ya estás aquí.—En realidad pensaba volver a encerrarme después de comer.
—Tienes muy mala cara.
—Gracias.—Respondí sarcástica. Ella rió.
—¿Ha pasado... algo más?
—No.—Dijo y agachó la mirada.
—Bueno, me quedaría hablando contigo pero me muero de hambre.
—Vale, ¿Nos vemos después?—Yo asentí con las pocas fuerzas que me quedaban. Y por fin pude seguir mi camino.
Al llegar me senté en una mesa solitaria y me dispuse a comer todo lo que no había comido en la semana. Cuando terminé me fui a hacer un café para volver a mi habitación y seguir la operación: Desaparecerparanoserasesinada.
—¿Estás viva o eres un fantasma?—Mi respiración se cortó del susto y al sobresaltarme se me cayó el café al suelo. Dustin se quedó mirando pensativo el café.
Yo cerré los ojos suspirando.
—Joder, que no soy tan feo.—Lo maté con la mirada.
—¿Podrías no acercarte silenciosamente por las espaldas cuando hay un asesino suelto por aquí? Gracias.—Él esbozó una sonrisa.
—Parece que alguien no aguanta todo esto. ¿Quieres que te haga un favor y te mate ya?—Un nudo se me formó en la garganta. Cabrón hijo de puta.
—Voy a buscar la fregona.—Dije mientras salía de ahí. Hay posibilidades de que Dustin sea el asesino y la verdad no me apetece estar a solas con él.
Caminé por los pasillos hacia la sala de limpieza para limpiar el desastre que causé en la cocina pensando en lo que acababa de decirme Dustin. Llegué a la habitación y giré el pomo.
No abría. La puerta estaba atascada. Lo intenté un par de veces más.
—¿Hola?—Dije por la ventanita que había en la puerta y miré dentro. Pero no se veía nada, estaba oscuro. Tiré del pomo unas cuentas veces más hasta que la puerta cesó.
Había una silla tirada en el suelo. Lo habían puesto para que nadie pudiera entrar. Esto no huele nada bien. La sala estaba oscura. Caminé lentamente por un pasillo separado por grandes estanterías de metal que contenían las cosas de limpieza.Estas estaban viejas y oxidadas. Me paré en una donde había un hueco al otro pasillo donde se veía una sombra. Era el asesino. Mi corazón empezó a acelerarse por momentos y mi mirada comenzada a nublarse.
Que alguien me saque de aquí, por favor. Las manos me empezaron a temblar, bueno, básicamente todo el cuerpo.
Sentí como si me diera un mini infarto cuando se giró. Sabía que estaba ahí. No podía verle la cara, estaba oscuro y yo en vez de correr estaba totalmente paralizada mirándole.
No me dio tiempo a reaccionar cuando empujó la estantería que tenía delante y se me cayó encima, literalmente. Al caer me di un golpe en la cabeza pero lo más que me dolía era que los lados afilados de metal de la estantería se me clavaron en la piel haciéndome cortes.
Estaba tirada en el suelo y no podía escapar. Además el peso de esta me estaba dejando sin respiración y no podía levantarlo. Lo intenté una y otra vez pero pesaba demasiado. Volteé la cabeza y vi como la persona se acercaba a mi. Voy a morir. Me va a matar sino lo hace antes esta puta estantería de una tonelada.
Pero se paró. Se paró en seco y miró al frente. Yo volteé hacia el otro lado. ¿Dustin? El "asesino" salió corriendo ya que Dustin le había estropeado su plan maestro.
—Aika.—El se acercó a mí y levantó la estantería de encima mío. En ese momento pude respirar profundamente. Dustin se arrodilló a lado de mi y analizó los daños pero yo ya no sentía nada. Me puse la mano en la barriga y después la miré. Tenía sangre. Además de caerse con todo el puto peso los lados afilados me habían cortado. Lo que faltaba. Yo gemí del dolor.
Sentí como Dustin paso una mano por debajo de la cintura y otra por mi espalda y me levantó. Caminó y me preguntó algo, pero no consiguió respuesta. Solo escuchaba mi respiración. Lo veía todo nublado. Me llevó a su habitación ya que era la que más cerca quedaba y me tumbó en le cama.
—Ahora vuelvo.—¿Que?¿Se iba a ir?¿Me iba a dejar sola? No no no no.
—¿Que?—Negué con la cabeza.
—Alguien te tiene que curar eso, sino quieres desangrarte.—Yo seguí negando con la cabeza.
—No te vayas por favor.—Murmuré. Él se quedó mirando como una lagrima resbalaba mi mejilla. Volverá. A terminar lo que ha empezado. No me puede dejar sola. No debí salir de la habitación, debí haberme quedado refugiada para que no me pasara nada.
—No te pasará nada.—Mi respiración era entrecortada.
—Voy a buscar a Kazuo. Su habitación está al lado. Son unos pocos metros. No quitaré la vista de la puerta...—Yo le miré con los ojos cristalizados.
—...Te lo prometo, amor.—Asentí. No tenía más remedio. El salió por la puerta. Creo que me está dando un ataque de pánico. Esto me está volviendo loca. El miedo, la desesperación. Me está superando. Me quedé mirando a la puerta fijamente. Alguien abrió. Era Kazuo.
—Aika.—El se acercó preocupado. Y me subió un poco la camisa para poder ver las heridas.
—No te preocupes, no son muy profundas.NOTA DE AUTOR: Heeey, espero que os haya gustado jaja. Bueno este capítulo ha sido muy dramático todo xd pero es que lo quería hacer realista por que si nos metieran ahí en la vida real al final algunos nos volveríamos locos.
Bueno, quien creéis que es el asesino?
PD: Se acerca el momento de la verdad
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Wattpadronpa
Fanfiction16 alumnos son elegidos para entrar en la academia Pico de la Esperanza. Pero ¿En verdad es una academia? Juega con tu propio personaje.