Capitulo 31: "Espero que seas feliz"

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-Si Josh, estoy bien. No necesito de ti todos los días para levantarme el animo, estaré bien - frunzo el ceño. - de acuerdo... nos vemos... y Josh, gracias.

Cuelgo.

Me dejo caer en el sofá, tratando de conciliar el sueño, porque solo en esos momentos los problemas no me persiguen, ni ella y su recuerdo. Solo en ese momento no duele.

Oigo el timbre, miro la hora: 21:20

Confundido me dirijo hacia la puerta, sin esperar a nadie realmente.

-Ey - me encuentro a una Megan sonriendo, apenada.

-Ey - respondo.

-¿Me vas a invitar a pasar o qué?

Sonrió.

-Si, lo siento, pasa.

Ella se adentra en la casa, enérgica.

-No esperaba que vinieras.

-Ya, solo estaba de camino y decidí venir, ¿hice mal?

Finjo meditarlo.

-No - sonrió - solo que no esperaba que tu y tú hermano estuvieran tan pendientes de mi.

Ella me dirige una mirada cómplice.

-Sabes que no estamos controlándote ¿no?, solo nos corroboramos de que estuvieras bien.

-¿Y eso implica... veinte llamadas diarias, y cinco visitas tuyas y de Josh?

Ella río, sabía que por primera vez no exageraba.

Y muy en el fondo no me molestaba el hecho de que estuvieran pendiente de mi, aunque sea un constante recordatorio de lo perdido que estaba.

-Lo siento. Solo me preocupo.

-Lo sé y te lo agradezco. -la atraigo hacia mis brazos, rodeándola y depositando un beso en su cabeza.

Ella sonríe a gusto en mi hombro.

-Das unos abrazos de la puta madre ¿sabes?

Río.

-¡Ah! Y ni te digo de los besos, ¿sabes que besas muy bien no?

Dejo escapar una carcajada, por primera vez, en estos días.

Se aparta apenas un poco para verme sonreír y noto como su sonrisa se ensancha.

Una vez que logro contener la risa, la miro, aun sonriendo.

-Y ni te digo de la sonrisa de puta madre que tienes. Hay más; ¿quieres que siga con la lista? ¡porque puedo estar toda la noche alagándote!

Sonrió. Megan, mi mejor amiga, la hermana de mi mejor amigo; Que tiempo atrás ella se enamoró de mi, y yo, le rompí el corazón. Aun no creía como y cuando habíamos acabado aquí, como mejores amigos, consolándome por un amor que ella conocía de sobra, consolándome por un amor del pasado, algo que en su momento, la hizo sufrir. Y aquí, ahora, tan madura, hermosa y divertida, era mi mejor amiga.

Y la que más necesitaba.

-No, yo creo que con esto basta - sonrió.

-Bien, avísame si cambias de opinión ¿si? - guiña.

Y luego de un momento de silencio, en donde ambos sonreímos y por un instante me olvido de todo dice:

-Me alegra verte sonreír.

-Y a mi que me hagas sonreír.

Ambos sonreímos. Separándonos apenas para sentarnos en el sofá y hablar

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora