•Tatsumi•

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– Oh vamos, me he esforzado por conseguirla. Dame lo que quieras por ella– seguí insistiendo.

– Ya te dije que no; no la quiero. Te compro a Charriot o cualquier otro teigou, pero eso es una espada cualquiera, no vale nada– dijo el vendedor encogiéndose de hombros.

Quizás sea una espada cualquiera,  pero te podría matar de igual manera como lo haría un teigou.

– Bien...– me puse la espada sobre la espalda–. ¿Y dónde puedo conseguir esos teigous, además de los que tienen los Jaeggers?

– Los más cerca son esos, pero si quieres correr el riesgo y salir de noche, enfréntate a Night Raid, por lo que dicen, ellos también poseen varios teigous.

¿Qué? ¿Enserio me estaba sugiriendo salir de noche y enfrentarme a Night Raid?

Estaba más loco que Wave con su obsesión por la pesca, si cree que podré derrotar a ese grupo de criminales. Primero que nada, yo no sabía cuántos ellos son; quizás tengan un ejército. Según los rumores, dicen que son asesinos seriales, si me enfrento a ellos me estaría tirando a la boca del lobo. Tercero y último, no tengo la más mínima experiencia en batalla.

Pero sí tengo otra manera de detenerlos...

— ¿Qué es lo último que tienes en trampas?

(...)

Me pasé todo el día poniendo trampas hasta en el más pequeño rincón de la Capital; está noche me haría millonaria.

Y el tiempo pasó volando porque cuando terminé, ya comenzaba a oscurecer. Todas las personas comenzaron a encerrarse en sus hogares, esperando no encontrarse con aquel peligro que acechaba la capital todas las noches; y sin embargo, aquí estaba yo. Sobre un tejado esperando ver a alguien caer en algunas de mis trampas.

Las horas pasaban y yo comenzaba a perder las esperanzas. Ni un solo alma caía en mis trampas. Ni el más mínimo animal se asomaba. Hasta dudé sobre que tan cierto fuese aquello sobre ese grupo de asesinos seriales que espantaban la capital todas las noches.

— ¡Es todo, me rindo!— me quejé y antes de alejarme escuché un grito.

Y no fui yo.

Eso solo podría significar una cosa, y eso es que había atrapado con alguna de mis trampas a alguno de los Night Raid.

Corrí hacia el lugar de donde provenía el grito, encontrándome con alguien sobre un tejado amarrado dentro de una bolsa. Ante la distancia no pude distinguir si era hombre o mujer.

– ¡Maldita sea!– se volvió a quejar y ante su voz pude distinguir que era hombre.

Me acerqué sigilosamente hasta poder soltar la trampa y permitiéndole salir. Y en cuanto lo hizo, corrió hacia mí y me levantó teniendo su mano presionada sobre mi cuello, haciendo imposible que el aire entrará o saliera de mi cuerpo.

Mis ojos se encontraron con los suyos y entonces lo reconocí; era el chico al que le había robado la espada en aquel bar hace días.

– Nos encontramos de nuevo– dije con el poco aliento que tenía–. La última vez no pudimos presentarnos de manera apropiada, soy Aono Yui.

– Tatsumi– fue lo único que escuché de su parte antes de cerrar involuntariamente mis ojos.

➛ Amor entre una Ladrona y un Asesino [EDITANDO] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora