➛ Amor entre una Ladrona y un Asesino [EDITANDO] 𖠵

•Idiota•

Comencé a soltarle golpes esperando que me soltara.

La cercanía que tenía con este chico me tenía muy nerviosa, porque precisamente no me traía buenos recuerdos.

– ¡Ya cálmate! No te haré nada– dijo aferrando su mano más a mi cintura–. O al menos que quieras que te entregue a mis compañeras.

¿Este tipo trabaja con ellas? ¡Joder! ¿Cuántos eran?

Luego de tal amenaza no me pude quejar más. Él trataba de ayudarme y yo solo estaba siendo grosera.

Pero en realidad, ¿quién más hubiera actuado igual? Me había dado un buen susto.

Él siguió caminando arrastrándome a mí consigo. Estuvo caminando por un buen tiempo tratando de no hacer ruido hasta que terminamos en lo que parece ser una biblioteca.

Inmediatamente me solté de él y lo encaré. Es él, el chico de cabello verde que estaba en el torneo con Leone.

O chico verde le debería decir. Vestía ropa de color verde con ciertos detalles marrón y rojo. Y sus ojos eran verdes también.

– ¿Por qué me ayudaste?– pregunté.

Él se encogió de hombros.

– Es solo la primera advertencia. Night Raid volverá a buscarte y ya no te seguiré salvando. Solo fue por esta vez.

– Eso no es una respuesta concreta– me quejé.

– ¿Debo tener una razón para ayudarte?

Asentí.

– ¿Por qué?

– No nos conocemos, ¿te parece buena razón?

Lo vi sonreír.

Soy mujer, y me es difícil no poder admitir que el chico es bastante guapo.

– Lubbock– me señaló–, Aono Yui–. Se señaló– Aono Yui, Lubbock. Encantado.

– Lástima que no podría decir lo mismo.

¿Ahora como escaparía de este tipo?

– Por cierto, se dice gracias. Sino te hubiera ayudado... ¿sabes qué hubiera pasado?– se acercó a mí–. Estuvieras muerta.

Silencio de mi parte.

En realidad que este tipo era loco, era así de idiota o en realidad necesitaba de alguna atención femenina para estar rogándole a una extraña que le dé las gracias, prácticamente por hacer nada.

Volvió a sonreír.

Que sonrisa tan linda.

– Oh vamos– su mano se posó en mi mejilla–, Lubba quiere escuchar las gracias.

Fruncí el ceño y de un manotazo alejé su mano de mi rostro. Y con una agilidad impresionante, esté me había quitado la peluca, las gafas y bufanda.

Al tenerlas en sus manos las arrojó al suelo. Dejando mi identidad al descubierto.

Nadie me había visto el rostro. Solamente Kurome, ya que nos conocíamos de antes. Wave, quien varias veces me había arrebatado las gafas y la peluca. Y ahora este tipo, para ser una cantidad de tres personas que saben quién soy y me han visto el rostro.

Una chica de cabello rojo lacio y unos ojos color marrón.

Por favor no me den halagos que me sonrojo.

– ¿Quién diría que detrás de todas esas porquerías se escondía una linda chica?

– Eres un idiota– con mis manos me cubrí el rostro.

Quizás ya era algo tarde, debió de haberme visto el rostro. No por nada habrá hecho ese halago.

Él sonrió para después tomar las cosas del suelo y dármelas. Yo dudosa las tomé.

– Puedes fingir que esto nunca pasó. Quizás para la próxima no tengas tanta suerte y sea yo quien te mate.

– ¿Tú me amenazas?

– Da igual como lo tomes.