•Lubbock•

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Y sí, en ese momento me dejé caer en el suelo comenzando a llorar. ¿Por qué el destino tenía qué ser tan cruel con nosotros? ¿Conmigo...? Yo solo quería ser feliz.

Entre lágrimas me senté a esperar que aquel portal volviera aparecer y que de él saliera Lubbock victorioso. Aunque probablemente eso no pasaría.

– Ay...– me quejé ante un hilo que recientemente hizo una herida en mi mejilla izquierda.

Quizás la trampa de Lubbock no funcionó con Shura, pero sí conmigo.

Es inútil, no podía seguir esperando. Me puse de pie y comencé a caminar alejándome de aquel lugar. Subí unas escaleras hacia un tejado y estando sobre el tejado me senté apreciar el cielo que poco a poco se oscurecía. Partí nuevamente en llanto ante la luz del atardecer.

– Yo te dije que te quedarás conmigo, Lubbock. Te lo dije, grandísimo idiota. Te dije que escapáramos, pero tú querías afrontar el destino. ¡El destino es cruel, Lubbock!– le grité al aire mientras seguía llorando–. Yo quería que te quedarás conmigo. Supongo que ahora sabes la razón por la cual no quería que nadie se acercara a mí y conviviera conmigo.

Recordé todos esos momentos con Lubbock. La primera vez que el idiota me besó, yo bastante enojada le pregunté porque lo hizo, "Sentí que debía hacerlo" fue su respuesta. Una vez le pregunté porque me protegía y me cuidaba, su respuesta fue la misma "Sentí que debía hacerlo".

"– ¡Que idiota Tatsumi! Debo admitir que fue divertido ver como todo el mundo se rió de él al tener la bragueta abierta.

– Ajá, sí fue gracioso. Ya viste a Tatsumi con la bragueta abierta, ¿ahora quieres ver a Lubba?

– Eres un maldito enfermo.

Lubbock se rió y me guiñó un ojo."

Mis pensamientos se interrumpieron cuando el pequeño aparato en mi bolsillo comenzó a vibrar avisándome que una de mis trampas se había activado y que alguien había caído en ella. Se trataba del arma lanza redes.

Sin ganas algunas caminé hacia el tejado en el que se encontraba la lanza redes. Y como el aparato había avisado, el arma se activó sola y lanzó la red.

– Allá está el idiota– dije viendo hacia el otro tejado donde se veía a alguien dentro de las redes.

Miré bastante sorprendida las grandes varas puntiagudas entremedio de los dos edificios. ¿Cuanto tiempo llevaba eso ahí? Bueno, aunque fue hace bastante tiempo que puse el lanza redes.

Caminé hacia el otro tejado y al estar cerca de la red la abrí dejando salir a la persona que estaba en su interior. Al ver de quien se trataba lo abracé, mientras lloraba una vez más.

– ¡Eres un idiota!– le grité una vez que me separé de él. Sonreí y luego le di un corto beso en los labios–. No me vuelvas a dejar, Lubbock.

Sus manos acariciaron con cierto cariño mis mejillas mientras sonreía.

– ¡Y no me vengas con tus mierdas de afrontar el destino!

Él negó y mientras sonreía reposó su frente sobre la mía.

– Pensé que me iba a morir– susurró mientras sus manos seguían acariciando mis mejillas–, pero sigo aquí. Te prometo que no te volveré a dejar ir.

Sus labios se plantaron sobre los míos sellando así su promesa de nunca dejarme.

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Puedo ser cruel, pero no tan cruel. Yo desde un principio no quería matarlo, lo siento si las engañe. 😂

*Últimos capítulos

➛ Amor entre una Ladrona y un Asesino [EDITANDO] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora