•Viaje•

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– Nyau, deja de seguirme– me quejé volteando para encararlo.

Nyau venía siguiéndome y cargaba en sus manos su flauta, y junto a él estaba Daidara.

– Nuestra general nos ha dado una misión juntos, mi querida Yui– dijo Nyau.

Al parecer, Esdeath aún no cumplía con su promesa de dejarme en paz.

– No me interesa– me quejé y cuando iba a proseguir con mi camino, un empujón me hizo retroceder y caer sentada.

Liver.

– General...– le saludaron Nyau y Daidara.

– Aono Yui, vendrás con nosotros.

(...)

Ahora mismo me encuentro en un puto barco y dentro de una puta celda.

No sean como yo. Nunca se involucren con los Jaeggers. Estos prometerán dejarte en paz, pero créeme, nunca lo harán.

Liver me miraba desde el otro lado de la celda junto a Nyau y Daidara.

– Deberás cumplir con lo que la General te pida, Yui– me pidió Liver.

– Yo ya le cumplí con lo que me pidió– dije– ella es quien no cumple su palabra. Ella prometió dejarme en paz si hacía lo que me pidió. Y ya lo hice, y aún no me deja en paz.

Liver suspiró pesadamente para después ponerse de pie.

– Bien, haz tu trabajo, Nyau.

Nyau asintió para después comenzar a tocar una nota bastante peculiar en su flauta. El ritmo de la nota hacía que esté manipulara los cuerpos a su antojo y estos no se movían estando bajo los efectos de la hipnotizante nota.

Para mi desgracia, causaba el mismo efecto en mí. Lo que hizo a Nyau sonreír mientras seguía tocando su flauta.

– Al final crees ser mejor que nosotros, pero tan solo eres una pieza más. Una pieza la que nosotros manejamos a nuestro antojo– dijo Liver claramente burlándose de mí para después salir de ahí junto a los otros dos.

Mi cuerpo seguía sin reaccionar estando bajo los efectos de aquella hipnotizante música. Mis intentos para ponerme de pie fueron en vano, y tan solo permanecí sentada cubriéndome los oídos.

Al bastante rato la música se detuvo y yo nuevamente podía manejar mi cuerpo. Me puse de pie mirando a mi alrededor buscando algo que me ayudara a abrir la puerta.

Había un pequeño alfiler dentro de la celda el cual me ayudó a abrir la cerradura sin tanta complicación.

Cuando la puerta se abrió pude salir al fin de esa mugrosa jaula e iba salir hacia fuera pero parecía que afuera se desataba una gran batalla. Por lo que espere ahí adentro varios minutos más.

Cuando todo pareció haber terminado salí al fin, pero no fue muy lindo todo lo que vi. Lo primero que vi fue el cuerpo de Daidara en la misma salida tirado con el rostro hecho mierda. El piso de madera del barco estaba manchado con sangre y agua.

– A ver, ¿y yo de qué me perdí?– me pregunté a mí misma.

Seguí caminando por todo el barco encontrándome con que Nyau y Liver, también estaban muertos. También un hombre de cabello negro con un peinado sumamente ridículo.

Y mis ojos se abrieron de par al verlo.

¿Por qué no me dijeron qué también estaríamos viajando con quién tiene a Incursio?

➛ Amor entre una Ladrona y un Asesino [EDITANDO] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora