•Familia•

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– Bien, ¿cuándo pensarán llegar?– se quejó Kurome.

– ¿Acaso no son ellos?– le pregunté señalando hacia una dirección en la que se veía a varias personas venir hacia acá.

Entre ellos, pude ver a Leone.

Kurome junto a mí sonrió bastante satisfecha ante el espectáculo que iban a hacer aquí.

Cuando los Night Raid estuvieron lo suficientemente cerca pudimos notar que Akame no estaba entre ellos. Ni tan siquiera estaba la mayoría del equipo. Entre ellos faltaba el idiota de Lubbock y Mine.

– Te voy a matar, Kurome– le amenazo Leone.

Leone era más de amenazar pero no de cumplir. No me dan los dedos para contar las veces que ella me había amenazado y aún no cumplía con su amenaza.

Luego volteó a mirarme a mí.

– Creí que no estabas de su lado– me dijo haciendo referencia a la vez que mencioné no estar de su lado cuando murió Stylish.

Me encogí de hombros.

– No tengo opción– dije.

Una bala a toda velocidad venía hacia mí y yo con facilidad la esquivé. Luego la bala siguió hacia Kurome quien igual la esquivó hasta que esta se estrelló contra un muro.

– Que mala puntería, Mine– me quejé sabiendo que obviamente había sido ella quien disparó.

Leone pareció estar bastante sorprendida porque Kurome y yo esquivamos la bala con facilidad.

– Nos entrenaron juntas– dije antes de que preguntara como lo habíamos hecho.

Me hice a un lado y Kurome corrió hacia Leone cortándole el brazo con su katana.

– ¡Kurome te mataré!– gritó Leone con más rabia.

(...)

Bols recientemente lanzó su teigou lo más alto que pudo.

– Hazlo– me dijo.

Y yo le disparé a su teigou destruyéndolo al instante y creando una pequeña explosión en el cielo.

– No importa, ya estaba roto y no servía– volvió a decir.

Vimos caer al suelo los pedazos que quedaron del teigou.

Nuevamente comencé a toser bastante fuerte y comenzando a escupir sangre de nuevo. Mis ojos no tardaron en humedecerse por ello. Yo aún no me quería morir.

– ¿Estás bien?– me preguntó Bols poniendo su mano sobre mi espalda.

– Sí, estoy bien. Solo ve a donde acordamos.

(...)

Comencé a caminar bastante cabreada hacia el escondite de los asesinos. Todo el camino estuve tosiendo violentamente y caminaba a arrastradas ante la poca fuerza que me quedaba.

No podía creer que habían matado a Bols. Pudieron matar a cualquiera, ¡pero no debieron matarlo a él! Era el más inocente y bueno entre todos ellos.

– ¿¡Cómo pudieron!?– grité entrando como si nada a la vivienda luego de haber roto la puerta–. ¡Bols tenía familia, maldita sea!– solté un golpe sobre la mesa.

Todos me miraron sorprendidos y yo lloré pensando en aquella pequeña niña que recién perdía a su padre.

– Bols tenía familia...– volví a susurrar antes de caer al suelo.

¿Saben? El día de ayer todos cenamos juntos. Y Bols bastante contento nos dijo que esperaba poder seguir comiendo con todos nosotros.

"– Espero poder cenar junto a todos ustedes todos los días." Usando las palabras que específicamente él había usado.

Pero ya no pasaría, porque Bols fue asesinado. Ya había muerto.

➛ Amor entre una Ladrona y un Asesino [EDITANDO] 𖠵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora