Steve Rogers pt. 1

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"La chica de sus sueños."
Advertencias: Nel
[ Se me hizo interesante seguir con otra parte, espero y les agrade. ]

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Un suspiro salió de los labios de la chica de ojos negros. La vida siempre solía darle justo en el punto para quebrar y así una y otra vez tenia que reconstruirse desde el inicio. ¿ Quien era de verdad? Nadie en Nueva York lo sabia pero tampoco parecía importarles. Las "mañanas" para Yelina eran siempre iguales. Sus días podrían ser malos, pero las noches eran un infierno. Respiraba con dificultad y comenzaba a tener visiones de todo tipo. Tener un don tan poderoso, no lo hacia un don. Escuchar las voces de las personas de todo el mundo la hacían sentir apretada y muerta. La noche la consumía hasta esperar que fuera la mañana y poder ir a cualquier otro lado a despejar su mente. Solía escribir, para ella misma. Las voces del mundo contaban historias. Los animales y las plantas también lo hacían. Ella solía plasmarlas en papel o en la pantalla de la computadora.

Solía levantarse cuando podía, el dolor de cabeza siempre la mataba.

A las 8 en punto ya caminaba por las frías calles de Nueva York en invierno. Una chica de sudaderas de unas cuantas tallas de mas a lo que debían. Ojos negros que miraban al suelo intentando no toparse con la mente de alguien en pena igual que ella. Alguien con el alma quebrada.  El pelo largo ondulado cayendo sobre su espalda. La nariz ligeramente sonrojada. Completamente sola. Siempre en el mismo café metida en la pantalla escribiendo. Tomando chocolate. Alejada del mundo. Perdida en ella misma.

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Steve Rogers. El Capitán América. A horas demasiado tempranas el solía ya estar corriendo por la misma ruta de siempre. A veces, acompañado y otras veces solo. Invierno y el hielo lo sentía en los huesos, pero eso no lo hacía parar. Nada lo paraba para ver a la chica de ojos negros y pelo largo entrar a aquel pequeño y acogedor restaurante.  Solía sentarse en la mesa en frente donde ella estaba. Mientras tomaba un café y la miraba disimuladamente. Vaya que era preciosa. Emanaba un misterio que calaba en el alma. Que lo hacía sentir desnudo y protegido. Sin duda se había enamorada de aquella extraña que veía la mayoría de los días escribiendo sin parar en el computador de vez en cuando parando para tomar un sorbo de café o tallarse los ojos. Era simplemente única y preciosa. Como un sueño.

Siempre se planteaba la misma pregunta. ¿ Cuando iría a su lado a preguntarle su nombre? ¿Cuando se levantaría y le diría un simple 'hola'? ¿Cuando sabría que café es su favorito? o ¿por qué era tan misteriosa y perfecta? ¿Por qué se había enamorado de ella sin conocerla?
La vio ver el pequeño aparato que tenía a un lado y tomar una hoja para escribir algo. Después doblo el papel y después de recoger sus cosas e irse del lugar, dejar el papel doblado sobre la mesa.
Steve con curiosidad se levanto y recogió el papel. Lo abrió con curiosidad leyendo unas palabras con caligrafía perfecta.

"Deberías de dejar de mirar a las personas fijamente por largo tiempo. Es un poco raro, Capitán."

- Yelina


El dejo escapar una sonrisa risueña. Pero que chica mas perfecta. Steve salio del café con una gran sonrisa en el rostro. Miro el cielo con emoción. Yelina. Era el nombre de la chica de pelo negro que caía hasta su cintura. La chica de ojos negros y pestañas largas que siempre veían la pantalla de su computador. La chica en la que pensaba todos los días al entrenar o al ir a una misión. La chica de sus sueños. Steve salio del café con una sonrisa en el rostro, sin saber que para Yelina su día estaba siendo completamente diferente.

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La había escuchado de nuevo. Una niña gritando. Un padre muy malo. Y ella no podía hacer nada. No paraban. Le dolía la cabeza, la sentía casi estallar; comenzó a llorar. Lloraba en una esquina esperando a que los ruidos de su cabeza cesaran y así espero toda la noche. 3 en punto de la madrugada. Se levanto de su pequeña esquina y camino con paso lento al baño. Como un fantasma. Tomo unas tijeras y comenzó a cortar su larga cabellera. Desde ese momento ella decidió que habría un cambio para ella. Y toda la ciudad de Nueva York la conocería.
Su largo cabello caía en el lavabo en frente de ella. Su mirada se mostraba fuerte y firme, ya no temía a nada. Un cansado suspiro salió de sus labios. Tomo un conjunto negro y salió del departamento siguiendo la voz de la pequeña. Corrió. Tenía que encontrar a la pequeña y ayudarla. Su respiración era agitada, pero nada la detendría.

4:00 de la madrugada y una figura negra pasaba por las calles frías de la ciudad de Nueva York. Era como una sombra, rápida y ágil a la oscuridad.
La figura negra abrió la puerta del pequeño departamento y entró completamente en silencio, como si no estuviese ahí. Entonces lo vio. Vio a la pequeña niña llorando en una esquina y a su padre con una sonrisa macabra. La sombra de acercó a él y lo tomó del cuello. Jugó con su mente y lo manipuló. Sentía su miedo. Y a pesar de que eso no le gustaba a ella, se lo merecía. Era un maldito. Tumbo al hombre en una esquina y este comenzó a retorcerse mientras lloraba. Ella sonrió. Tomo a la pequeña en sus brazos y la abrazo.
La policía no tardó en llegar. Se llevaron al hombre con el. Pero la pequeña se encontraba completamente sola, sin familiares o conocidos que cuidasen de ella.
La sombra sonrió y recordó quien era.
— Yo puedo encargarme de la pequeña, temporal o permanentemente. — dijo con decisión. — La llevaré a la escuela y la cuidare. Esta pequeña se merece el universo. — terminó mientras le dedicaba a la pequeña una cálida sonrisa. El agente sonrió y asintió. — Gracias, Yel. Cuídate, te contactamos después. — le regreso la sonrisa y se despidió.
Se inclinó a la pequeña. — Bien, ahora vivirás conmigo.— dijo notando un brillo en los ojos de la pequeña. — No se si siempre será así, pero quiero cuidarte por lo pronto. ¿Cual es tu nombre?— pregunto a la pequeña.
— Mi nombre es Valeria. — dijo con una pequeña sonrisa. — Gracias. — dijo en un susurro reteniendo las lágrimas. La abrazo. — Bien, Val. — dijo quitando las pequeñas lágrimas que salían de los ojos de la pequeña. — Mi nombre es Yelina, llámame Yel. Cuidare de ti el tiempo que sea necesario.— finalizo tomando a la pequeña de la mano para llevarla a su departamento.


Con el tiempo Yelina y Valeria se volvieron inseparables. Eran de verdad como su pequeña familia.
Mientras ellas vivían como una verdadera familia, había alguien que no podía ser feliz.
El Capitan vivía preocupado. La chica de ojos negros no volvía al café. Uno, dos, cinco meses. Y Steve seguía acudiendo al café con esperanza de encontrarla. Ver sus ojos negros pegarse a la pantalla. Los delicados dedos tecleando sobre el aparato que el no terminaba de comprender aún. ¿Donde se había metido ella? ¿Acaso estaba en problemas? Caminaba en la acera del parque en camino a un nuevo día en el café a esperar a la chica. Perdido en sus pensamientos no se percató de las pequeñas figuras que chocaron con el.
— lo siento. — dijo la más pequeña. Steve abrió los ojos viendo a una pequeña de ojos azules de búho. Ella le sonrió y jalo a la otra figura. — ¡Míralo! ¡Es El Capitan America.!— dijo la pequeña con una gran sonrisa. El sonrió mirando a la otra figura. Sus ojos se abrieron como platos al ver a la misma chica de ojos negros muy diferente. Ella sonrió. — ¿Que tal Capitan?- dijo con una sonrisa. Ella solía brillar como un sol, pero ahora brillaba como millones. Sus ojos negros no cambiaban. Pero su cabello era corto por encima de los hombros. Y su ropa era más llamativa y divertida. Steve sonrió. — Yel. — dijo el haciendo una reverencia de broma a lo cual ella rio. — Hace tiempo que no pasabas por aquí. — dijo reincorporándose con una gran sonrisa en el rostro. — Tenía cosas que hacer.— dijo mientras miraba a la pequeña a su lado. Steve miro a la pequeña y luego a Yelina con curiosidad. — ¿Es tu hija?— preguntó con sorpresa. La pequeña contesto antes que ella riendo. — Algo así, soy más como su protegida.— dijo con una gran sonrisa. Yel solo río, al igual que Steve. -- Larga historia.— sonrió. — Que podré contarte si nos invitas a un café.— dijo a lo cual la pequeña interrumpió. — Un café y un chocolate caliente. — Yelina río. — Un café y un chocolate caliente.— se corrigió. Steve asintió.
Seguía siendo la chica más perfecta que había visto. La chica de sus sueños.

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¡HOLA!
Una disculpa por actualizar cada que los planetas se alinean :'v pero aún me es muy difícil y más porque he estado de viaje por mi cumpleaños. :))
Oficialmente estoy un año más cerca de la muerte :). Espero que les haya gustado jeje luego subiré la segunda. YA TENEMOS MÁS DE 400 VISTAS ¡¡¡¡WTF!!!!  LXS AMO DEMASIADO BAI.

MARVEL One - ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora