[N/A: Antes de nada, quería aclarar un pequeño detalle. No sé si os distéis cuenta de que Jade en la portada tiene el pelo fucsia y yo en la fanfic la trato como morena. Esto se debe a que aún no hemos llegado a la parte donde se lo tiñe. Es un misero detalle sin importancia pero quería aclararlo antes de que alguien me preguntase eso. ¡Qué disfrutéis el capítulo!]
Los días pasaron y mi relación con las chicas, cada día, era menor. Casi había intentado evitarlas todo el tiempo. No podía creer, ha día de hoy, lo que habían hecho con mis dos amigos.Cuanto más me lo replanteaba, más me enfadaba con ellas. Nunca confié en Jane, tiene como controladas a Perrie y a su amiga Jesy. Tenía que alejarlas de ella, ¿pero, cómo?
— Jade, ¿quieres comer? — preguntó dulcemente Perrie.
— No. — respondí seca.
Odiaba responderle así pero el único modo que veía para que abriesen los ojos era hacerles vacío e intentar no mantener una conversación con ellas a no ser que sea sumamente necesario. A veces me preguntaba el porque de Jane, ¿qué ganaba ella haciendo todo esto?. No tiene ni pizca de gracia si es una broma. Me abracé a mi misma aún envuelta en el saco de dormir, el invierno había empezado y casi podía notar como se me helaban los huesos. Me giré y miré a una Perrie que me análizaba descaradamente. A ella le dolía esta situación pero no podía cambiarla, tenía que encontrar la forma de separarnos de Jane. Giré mi cabeza y vi a Jane durmiendo plácidamente en su saco de dormir, podía apostar cualquier cosa a que era el más cómodo de los que se encontraban allí.
— Perrie. — llamé. — tenemos que irnos.
La pelirrosa seguía mirándome fijamente, tratando de buscar alguna pizca burlesca en mi tono o en mis palabras.
— ¿Por qué? — me preguntó con la voz rota.
Por un momento análice el rostro pálido de mi amiga, tenía los labios secos y agrietados acompañados de algunas gotas salagadas secas que debían ser restos de lágrimas. Su nariz estaba roja, no sabía si por el frío o por haber estado llorando. Y sus ojos se veían cansados por las inmensas ojeras que mi amiga dejaba a la luz. ¿Qué le estaban haciendo a Perrie?
— Jane nos está matando. — confesé.
Perrie me miró con el entre cejo fruncido y acto seguido se arrodilló para quedar a mi altura.
— Vámonos. — me sonrió. — pero antes, tenemos que llamar a Jesy. — añadió seguidamente.
La pelirrosa se levantó y busco a su amiga con la mirada. Jesy estaba recolocando algunas latas de comida que habían caído por el estruendo provocado por la tormenta. En realidad, no me importaba lo más mínimos irnos con Jesy, ya que, aquella muchacha morena nunca había hablado lo suficiente conmigo y tampoco había hecho nada malo como para dejarla sola con esa criatura maligna, quiero decir, con Jane. Perrie se acercó a la castaña y tras susurrarle algo se acercaron a mí.
— En marcha. — habló ánimadamente la castaña.
Recogimos nuestros sacos de dormir y en ellos metimos alguna que otra lata para el viaje ya que no pensábamos regresar. Cogimos los sacos llenos de comida y nos alejamos de aquella horrorosa cueva dejando a Jane durmiendo profundamente. No sabíamos hacia donde nos dirigíamos, nosotras tan solo andábamos con mucho cuidado de no atraer a los humanos o bestias.
— ¿Y qué poder tienes, Jade? — me preguntó amistosamente Jesy.
— Yo tengo el poder fuego, en serio. — confesé seria. — por eso supe que Jane no tenía ese poder, ya que los fuego solemos tener pequeñas ampollas en la punta de los dedos debido al fuego que expulsamos. — añadí como apoyo a mi teória de que la pelirroja mentía.
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III World War
Teen FictionAcaba de explotar una bomba en el sur de Japón. Una bomba nuclear. Lo que hace morir a media pobloación mundial o mutarlos. Algunos salen ilesos. Ya que el número de ilesos es mayor que el de mutantes, la gente empieza a despreciar a los mutantes ha...