Capítulo 1. ''Perdidos''

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Helicóptero de la patrulla 15, regresando a casa; 16:30 PM.

Había pasado una hora desde las declaraciones de Leigh y ni Jade ni Jack habían dicho nada. Ellos ya no sabían si creerla o no. Leigh tampoco paraba de darle vueltas, ¿y si la volvían a abandonar? No podía confiar en aquellos extraños. El resto del viaje se lo pasaron en el más puro incómodo silencio posible.

— Jack. — susurró débilmente Jade. — Sé que tú tampoco la crees, pero, si es un mutante como dice, tiene que tener la marca en sus muñecas, ¿no?

Jack sonrió, no se fiaba un pelo de la rizada, así que si no tenía las marcas tendría más razones para odiarla. No sabía como ni porque, pero la cara de esa joven le parecía muy familiar, como si la hubiese visto antes, pero su nombre no. ¿Qué le estará sucediendo?

— Leigh, — intentó llamar su atención Jade. — Enséñanos tus muñecas.

— ¿Por qué? — preguntó confusa la muchacha.

—  Queremos ver si de verdad eres un mutante, como dices. — rápidamente agregó — Para asegurarnos.

Leigh asintió y suspiró, era obvio que no la creyeran, ella tampoco creería a alguien así porque si. Cogió las mangas de su camiseta y las subió dejando ver aquella horrible marca formada por una estrella con un círculo en su interior y una especie de rayo por encima de éste. Jade y Jack se miraron unos segundos, tras mirar aquellas marcas, y volvieron a mirar sus muñecas. Jack tosió y siguió pilotando en silencio. Jade, en cambio, le sonrió a la rizada.

— Te llevaremos a nuestra base, después te dejaremos junto a unos hombres que te llevaran delante de nuestro jefe, pero no tengas miedo, ahora estas a salvo. —  la morena le guiñó un ojo para transmitirle confianza y se giró para seguir mirando los controles que Jack marcaba frenéticamente.

— ¿Qué ocurre? — preguntó Leigh asustada.

— He perdido el contacto con la torre de control y ... no tengo ni idea de donde estamos.

Habitación de Perrie y Jesy, 16: 53 PM

Perrie se encontraba tumbada en su cuarto sin hacer nada mientras Jesy le pintaba las uñas de su mano izquierda de un azul oscuro y tatareaba una canción.

— Me gusta como tatareas . — declaró la rubia.

— Gracias, Pezzy. — sonrió la morena.

Un tremendo escándalo se esuchó en el pasillo, tal fue el ruido que el líquido con el que Jesy le pintaba las uñas a Perrie cayó por la cama de ésta y Jesy al suelo. El ruido no parecía cesar y la alarma de emergencia — situada en cualquier habitación — empezó a sonar haciendo el ruido mayor e intenso. La morena miró a Perrie desde el suelo con expresión de miedo y la rubia le correspondió. Ninguna tenía idea de lo que pasaba, y el terror se apoderaba de su cuerpo. Ambas consiguieron a duras penas recordar su entrenamiento que les enseñaron para causas especiales como era aquella, así que apartaron la alfombra del suelo y quitando una baldosa consiguieron llegar a un túnel en el que se descendía mediante una escalera. Perrie buscaba una linterna muy desesperada cuando un terrible ruido y más tarde una onda expansiva hicieron que se tambaleara y acabara perdiendo el equilibrio. Jesy maldijo por lo bajo y cogió su móvil intentando, de este modo, iluminar aquel túnel. Primero bajo la morena y más tarde la rubia. Cuando Perrie pudo, puso la baldosa de nuevo, tapando el túnel y de este modo ocultándolas.

Minutos pasaron desde que se metieron allí y el sonido seguía siendo igual o mayor que antes. Perrie temblaba de miedo cuando, de vez en cuando, se escuchaban gritos de personas. Gritos que parecían pequeñas brisas de verano sacadas del infierno más temible que existiera. Por cada grito, una lágrima surcaba las mejillas de Perrie, ya húmedas de tanto llorar. Jesy se dio cuenta de ello y le secó algunas de ellas. La rubia seguía asustada así que se abrazó a Jesy. Ésta le sonrió y abrazó de vuelta. La luz que proporcionaba el móvil de Jesy fue apágandose lentamente.

— Pezzy, creo que los soldados han descubierto nuestra base. — la rubia se aferró más fuerte a ella. — Es el fin Perrie, habrá cientos, no podremos con tantos, estamos acabadas.

— No. — susurró débilmente Perrie. — mi visión fue real, Jesy, saldremos de aquí.

— Te quiero mucho, pelirrosa. — sonrió la morena. — nunca lo olvides.

— ¿Es un adiós? — preguntó la joven.

— Digamos que un hasta luego. —

La baldosa que las ocultaba se abrió dejando a la vista la cabeza de un soldado, que gritaba a pleno pulmón dos más aquí.

Helicóptero patrulla 15, 18:20 PM

— Jack, asume que nos hemos perdido. — gritó Leigh una vez más.

Jack suspiró frutrado, no sabía que habría pasado en la isla, pero se temía lo peor.

— Leigh, no lo hemos hecho tan solo... — el joven no pudo continuar la frase ya que al poner la vista al frente vio la peor cosa que podría ver en aquellos tiempos.

— Eso no es... — habló Jade por primera vez desde hacía un buen rato.

— Lo es. — aseguró Leigh apartando la vista de la escena y dando una patada a la nada. — los humanos han invadido la isla, estamos perdidos.

La imagen que se veía desde aquella altura era horrible, miles de soldados llevaban a personas fuera de las ruinas que habían formado por haber tirado lo que parecían bombas. Los mutantes gritaban y forcejeaban pero los humanos los agarraban y les pegaban como animales. Había cuerpos tirados por aquellas sucias ruinas, cuerpos sin vida. Miles de helicópteros de aquellas horribles personas sobrevolaban el cielo gris.

— Es mejor que nos vayamos de aquí antes de que nos encuentren. — aconsejó Jack poniendo rumbo al oeste.

— ¿A dónde iremos? — preguntó Jade.

— Buscaremos un lugar donde ocultar el helicóptero y donde escondernos. Más vale que sea rápido porque no nos queda mucho combustible. — informó Jack con una pizca de terror en sus ojos.

Él sabía lo propable que era que no nos fuera a durar demasiado el combustible, era consciente. Pero aun así el siguió, a la más mínima velocidad en busca de algún cobijo, poniendo en peligro la vida de los tres. A veces ser valiente no significa no tener miedo a saltar, significa tenerlo pero saltar de todos modos. Y eso fue lo que hizo Jack.

III World WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora