Capítulo 4. ''Separados.''

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Corrí de un lado a otro de la habitación sin detenerme ante nada. Estaba enfadada, terriblemente enfadada, era mi cumpleaños número diecisiete y mi prima no había venido. Tenía una gran amistad con mi prima, por eso odiaba aquella situación. Era una chica tranquila, casi nunca me alteraba, puede ser porque mi carácter es alegre y animado y eso impide que me enfade con frecuencia. Solté un largo suspiro, y aquello no consiguió calmarme. Estaba desesperada y mi prima no daba señales de vida, hasta que recibí un mensaje.

''Perdona que no pueda ir, Holly, tengo cosas más importantes que hacer para clase, pero mañana iré a verte. Besos xx.''

Mi prima.

¿Qué era más importante que su familia?

Y desde entonces comenzó el odio hacia mi ''perfecta'' prima.

**

Me desperté de madrugada como solía hacer desde hacía unos cuantos meses. Los sueños con mi prima huyendo y yo sin impedirselo me comían por dentro. Ella tenía que seguir aquí encerrada no yo. Pero ahora, ahora todo cambiaría, yo iba ganando. Es imposible que ella gane de nuevo, tengo la sartén por el mango. Salí de mi cama para el baño y me duché. Eran sobre las seis de la mañana, hora de empezar a trabajar. Puse mi blusa blanca, mi apretada falda gris y mis preciosos tacones negros. Me maquillé como solía hacer, con eyeliner y pintalabios rojo. Dejé mis rizos rubios sueltos y caminé hasta la salida. Allí estaba McCarter.

— Hola cariño, que bien te veo. — exclamó nada más verme.

— ¿Se te olvida? — abrí la puerta de aquella amplia nevera y saqué un zumo.

— ¿El qué? — me miró con expresión confusa.

— Hoy es el día. — susurré en su oído pasando de largo hasta la tostadora para encenderla.

— Acabaremos con tu prima no te preocupes. — quedó pensativo. — Siempre que ese estúpido chico haga su trabajo bien.

— Lo hará. — afirmé segura.

Salí de allí hacia las celdas, al llegar a la última le dije al soldado que la abriese y me senté al lado de aquella mujer.

— Bueno, Juliet, ¿qué tal tu nueva habitación?, ¿esta bien para tu gusto? — pregunté tomándole el pelo.

— ¿Qué quieres Holly? — preguntó aterrada.

El hecho de que la asustara me provacaba una diversión infinita.

— Quiero muchas cosas, Juliet. — acaricié su mejilla hinchada por un bofetón con el dorso de mi mano izquierda. — Cuéntame, preciosa, ¿hacia dónde marcho Perrie?

Se quedó callada y saqué mi mano de su mugrienta cara para pegarle en su otra mejilla.

— Cuando te hago una pregunta, tú respondes, ¿de acuerdo? — le grité ya harta de sus tonterías.

— Déjame en paz, asquerosa. — musitó.

— ¿Qué me has llamado? — susurré. — Te he preguntado, ¿qué me has llamado? — elevé el tono de voz y ella dirigió su mirada al suelo.

Salí de allí con la cabeza bien alta hasta llegar al guardia y asentirle. Él logró entenderme, más tarde oí los gritos de dolor de Juliet Robinson lo que provoco que sonriese. Volví a la cocina y vi las tostadas en un plato. McCarter . Que detallista. Había una nota al lado donde se podía leer:

''Holly, hemos encontrado la señal del microchip de Perrie, ven a la sala de Logan para más información.''

Sonreí para mis adentros. Oh, ya eran mías.

III World WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora