Aquí tenéis otro capítulo de esta novela, espero os guste y la disfrutéis, muchos besos.
Ethan Parton
Termino de pasarme los botones de la camisa, cojo mis cosas y me las meto en los bolsillos del pantalón. Cuando estoy en la puerta de la habitación miro hacia la cama deshecha que tengo a mis espaldas. La chica del cabello rojo sigue dormida como si nada y yo lo prefiero así, mejor evitarnos este momento incómodo a ambos. No me molesto ni en dejarle mi tarjeta porque no tengo intención de volver a verla. Este tipo de relaciones de una sola noche tienen sus ventajas, no estoy en la obligación de dar explicaciones y no tengo porque cumplir con sus expectativas.
Salgo del hotel y el aparcacoches me da las llaves de mi Porsche Boxster color chocolate fundido, es una joyita pero yo estoy acostumbrado a trabajar con joyas. Acelero y voy directo a casa, necesito una ducha urgentemente. O tal vez cambie de idea y decida ir a la joyería Parton's Diamond de la que soy dueño para trabajar un rato. Por ese motivo no consigo quitarme a las mujeres de encima aunque ninguna tiene nada interesante que aportarme.
En unos pocos minutos, llego al bloque de apartamentos donde se encuentra mi casa. El ático es mío, bueno en realidad todo el bloque me pertenece. En él vive mi familia: la planta baja pertenece a mi tía Cora, el segundo piso es de mi primo, amigo y socio, Nolan. Él y Cora, su madre, son la única familia que me queda.
Los tres apartamentos son igual de grandes, pero el mío tiene una terraza más amplia. Nunca traigo a nadie a mi casa, en especial a mujeres, soy muy celoso y protector con mi familia y por otra parte, si trajese a una chica, Cora Adams empezaría a pedirme que se la presentara y odio negarle algo a mi tía, ella es como mi madre.
Abro la puerta de mi casa, me quito la chaqueta del traje, voy deshaciéndome de la ropa y me meto en la ducha. Dejo que el agua caliente relaje todos los músculos de mi cuerpo, esto es lo que necesito.
Salgo de la reconfortante ducha, me enrollo una toalla a la cintura y observo mi reflejo en el espejo. Mis ojos azules están apagados, mi pelo castaño claro está totalmente desordenado y tengo una ligera barba de dos días. El sonido del timbre de la puerta me saca de mis cavilaciones. Hay pocas personas que puedan ser, en realidad solo dos. Abro y me encuentro con Nolan, él y yo somos dos polos opuestos, por ese motivo encajamos a la perfección. Si no fuese por él que lleva las cuentas de mi joyería, estaría perdido. Sus ojos negros me miran divertidos y enarca una ceja dejándome ver su sonrisa pícara, esa que vuelve locas a las mujeres. Sé que me debe haber visto llegar hace poco.
-Buenos días Ethan -me hago a un lado y le dejo entrar.
-Buenos días Nolan -respondo acercándome al sofá donde se ha sentado.
-Venga tío, ve a ponerte algo de ropa, ya sabes que no eres mi tipo.
Soltamos una carcajada y me dirijo a la habitación, hoy hace mucho calor, así que me pongo unos pantalones cortos. Estos los suelo usar para correr pero, para estar por casa también me sirven.
-Ya estoy, ¿ocurre algo? -es extraño que sea domingo y venga a estas horas de la mañana a buscarme.
-Mamá me ha mandado a recordarte que nos espera a comer -eso me hace sonreír, en realidad, Cora es su madre pero él dice que es la de los dos.
-No me lo perdería por nada del mundo ¿quieres algo de beber? -pregunto mientras voy de camino a la cocina.
- ¡Una cerveza! -grita desde el salón.
Cojo dos y regreso con Nolan. Veo que está mirando el cuaderno de dibujo donde yo mismo diseño las colecciones de joyas que fabricamos y vendemos. Esto es algo que pocos saben, la mayoría de gente cree que soy simplemente el que pone el dinero.
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Letras de topacio azul
RomanceAdele Davis, una escritora londinense llena de sueños y esperanzas. Con una vida perfecta, una boda a la vuelta de la esquina y un futuro muy prometedor; que irán a pique después de ver como su mundo se desmorona y no puede hacer nada por impedir...