Capítulo 4

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Bueno, aquí un nuevo capítulo de esta novela. Es el turno de Ethan, espero lo disfrutéis muchísimo. Debo advertiros que contiene escena sexual bastante pasional.

Ahora a leer, muchos besos y gracias por el apoyo.

Ethan Parton

¡Por fin! Al fin la tengo entre mis brazos. Acariciar sus caderas y susurrarle al oído me ha puesto frenético. No creo que pueda detenerme y alejarme, no ahora que incluso a través de la ropa, puedo sentir la calidez de su cuerpo.

Sus pechos están aplastados contra el mío, posa sus manos en mis brazos y las va subiendo hasta mi cuello, toda la gente que nos rodea desaparece cuando sus manos entran en contacto con mi piel. Tira de mí y me besa, nos besamos y me siento en el puto cielo. La aprieto más contra mí y, en este preciso momento, comprendo que no la voy a dejar escapar. Ahora no solo me perseguirán sus hermosos ojos azules, sino que también me perseguirán su dulce aroma y el roce de su suave piel.

Mis labios devoran los suyos, le doy un pequeño mordisco a su carnoso labio inferior y cuando gime aprovecho para invadir su boca con mi lengua. Tira de mi pelo y el que ahora gime, soy yo. Esta mujer me hechiza, me trastorna y me enloquece. Tiene que ser mía, para siempre.

Nos vemos obligados a romper el beso cuando nos quedamos sin aire. Pero no la suelto, eso no entra en mi planes. He tenido que tener mucha paciencia por culpa de Mark, pero ahora ni él me va a detener. Estoy embrujado por esos ojos azules que me miran fijamente, con las pupilas dilatadas por el deseo.

- ¿Nos vamos?-pregunto sin respiración. Asiente y veo que intenta alejarse de mí. No nena, no te voy a soltar.

-Tengo que ir a recoger el bolso-señala una mesa que está a unos metros de la pista, donde nos encontramos ahora mismo. A regañadientes la libero de mi agarre. Mis manos se sienten ansiosas por volver a tocar su piel, aunque solo sea un roce, ahora me va a ser imposible olvidarla porque lo que me hace sentir simplemente con una mirada no lo había hecho nadie.

-Ve rápido, te espero aquí-sin necesidad de decir nada más, ella se aleja rápida como una bala. Veo a Mark en la barra desde donde me observa fijamente, le sonrío triunfante pero su rostro se ensombrece. Dejo de prestarle atención cuando Adele vuelve a estar delante de mí. La cojo de la mano y tiro de ella hacia mí, haciendo que se golpee contra mi pecho y adueñándome de su boca de nuevo. La devoro como si mi vida dependiera de ello y en realidad, mi jodido buen juicio sí depende de ella.

-Vamos- sin soltarla nos dirijo a ambos hacia la salida. Cojo la chaqueta cuando pasamos por la silla donde la he dejado antes. Soy consciente de las miradas y del repaso que me dan las mujeres al pasar por su lado, pero las ignoro. Hoy solamente existe esta chica que me ha quitado el sueño durante los últimos días. Adele está grabada en mi mente a fuego, necesito saber si lo que siento por ella es pura y ardiente obsesión o... algo más.

Cuando salimos, la dirijo hacia el coche. Pero ella se detiene, espero que no se haya arrepentido o deberé recordarle lo que sentimos con el simple roce de nuestros labios, sé que ella también lo siente porque he visto el deseo en sus ojos.

- ¿Qué ocurre?- le pregunto suavemente. Ella me mira a los ojos y veo algo en los suyos que no sabría definir.

-Mi casa está ahí- señala el bloque de apartamentos donde vive Mark. Sonrío y acaricio su rostro, con una delicadeza que no sabía que poseía, recojo un mechón de su cabello que le cubre ligeramente el rostro y se lo pongo detrás de la oreja.

-Te sigo- me vuelve a tomar de la mano y tira de mí.

Abre el portal y entramos en el ascensor. La excitación es palpable. La anhelo, la deseo y la tengo al alcance de la mano. La miro y ella también me está mirando. Ambos nos lanzamos a por el otro sin más, la aprieto contra la pared del ascensor y volvemos a besarnos como dos locos sedientos. Enreda sus manos en mi pelo, cojo su muslo y lo levanto hasta enredarlo en mi cintura. Nuestros sexos se rozan y ambos gemimos, el deseo crece y ambos estamos a punto de arder, pero entonces el ascensor se detiene. La cojo de la cintura y la levanto, ella enreda sus piernas a mí alrededor. Salimos y la estampo contra la puerta sin dejar de besarla.

Letras de topacio azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora