Capítulo 5

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Aquí os traigo un nuevo capítulo de esta novela. Os dejo una foto de Ethan Parson con su mirada penetrante. Espero os guste, gracias por el apoyo. Muchos besos

Adele Davis

Estiro cada músculo de mi cuerpo, siento como una tonta sonrisa inunda mi rostro. Las imágenes de la noche anterior acuden a mi mente como un torbellino, Ethan, Ethan. Sus manos, sus labios, su cuerpo, su calor, su aliento y sus palabras. Todo en él hace que mi cuerpo se estremezca solamente con recordarle. Ruedo sobre la cama para acercarme al lado de la cama donde seguramente está él. Paso mi mano por el lado de la cama y está frío, abro los ojos repentinamente y veo que estoy sola.

-No seas malpensada Adele, seguramente esté en el baño- me levanto y siento todo el cuerpo resentido después del increíble sexo que tuve anoche, este hombre es todo un portento sexual. Me sonrojo solo de pensarlo. Empiezo a buscar por todo el apartamento pero no hay rastro ni de él ni de su ropa. Genial, ¿no querías cambios Adele? Toma cambio, abandonada después del mejor sexo de toda mi vida.

Doy media vuelta para regresar a la habitación, miro el ordenador y allí veo un papel que antes no estaba. Lo cojo y de inmediato soy consciente de que esa caligrafía no es la mía. Leo la nota y tengo que reprimir las ganas de empezar a dar saltitos de alegría como una niña de tres años.

"Querida Adele, ahora denominada mi musa y mi diosa. He tenido que irme por un asunto urgente pero espero que no te olvides de mí. Hoy me volverás a ver.

P.D: despertar contigo ha sido...lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

Ethan"

¡Es una nota suya! Como una colegiala cojo la nota y me dirijo a la habitación me dejo caer en su lado de la cama y abrazo la almohada que huele a él. No me ha abandonado, simplemente le ha surgido algo y no intercambiamos números de teléfono. Eso fue un error por mi parte, si tuviera su teléfono podría llamarle y... el sonido del timbre interrumpe mis pensamientos.

Voy hacia la puerta dando saltitos pero antes de abrir veo mi reflejo en el espejo que hay al lado de la puerta. ¡Madre mía! No puedo abrir en ropa interior la puerta de casa. Vuelvo disparada hacia la habitación, cojo unos pantalones cómodos de andar por casa y una camiseta enorme. Espero que no sea él porque ahora mismo soy la mujer menos sensual del planeta.

Abro la puerta y veo a Mark apoyado en el marco de esta. Le sonrío como una bobalicona y me aparto para que pueda entrar. Él no deja de mirarme, me repasa entera y enarca una ceja a causa de mi atuendo. Sí, lo sé. Es horrible.

-Vaya, parece que alguien ha tenido una noche entretenida...- dice con una sonrisita burlona. Me aparto para que pase y le devuelvo la sonrisa.

-Sí, la mejor noche de mi vida. Con el hombre más...que he conocido jamás.

-Me lo tendrás que prestar, somos amigos y los amigos comparten- me guiña un ojo y yo niego con la cabeza.

-Ni de coña Mark, este hombre es para mí-. Ambos empezamos a reír como dos lunáticos. Ahora entiendo porque él y Joy se llevan tan bien, es un tipo genial.

-Al menos invítame a desayunar y cuéntame que tal con ese dios griego, porque le he visto salir esta mañana- levanta las cejas y yo enrojezco al instante.

-Está bien, te prepararé tortitas.

-Con sirope de chocolate, por favor- niego con la cabeza, este hombre no se priva de nada y tiene un cuerpo de infarto. Empiezo a hacer las tortitas mientras se sienta en la barra de la cocina. Mirándome y esperando a que empiece a relatar.

Letras de topacio azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora