Señorito cara de pizza

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—la vida es dolorosa necesariamente.—Hiro colocó un curita en la rodilla de su hijo que se encontraba llorando a mares al haberse caído por jugar.—si todo fuera indoloro probablemente no sabrías cuando es que disfrutas algo,Jo.—lo tomó entre sus brazos y lo abrazo para tranquilizarlo. Si bien Hiro no demostraba afecto hacia Miguel en público,no podía evitarlo por aquel ser que llevaba su sangre.

—¿Que ha pasado mi pequeño esqueleto?—Miguel no pudo evitar ver a su hijo lloriqueando en los brazos del nipón y sentir como su corazón se detuvo por un segundo.

—me he caído.—chilló el pequeño ocultando el rostro entre el hombro de su papá.

Ambos padres se deshicieron ante esas tiernas palabras. Recordando como es que este pequeño ser cambio completamente la vida de ambos.
De estar recién casados  a estar ocupados vigilando al pequeño travieso. 

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Hace 7 años atrás.

—ugh...No Miguel.—este hacia ademán de quitárselo de encima.

tú me traes un poco loco...—se aferraba a él como una sanguijuela por la espalda mientras depositaba pequeños besos en sus hombros.—un poquitito loco...siempre ando adivinado que quieres...—lo atrajo más a su ya completa erección,este sólo ahogo un grito al contacto del moreno por encima de sus ropas.—y pa cuando...

—estúpido imbécil,basta—le soltó un golpe en la cabeza con su puño cerrado. Miguel sólo sonrió embobado por el leve golpe. Lo quería tanto como para aceptar su forma de querer.—quita esa cara. Estoy en medio de algo importante—señaló en su nuevo proyecto.

—Pffff... llevas como dos semanas en esto. Ya no me tocas.—empezó a reír sabiendo que esto lo molestaría. Y si fue así, cuando volteó a verlo enojado,pero demasiado cansado como para dar batalla.

—esto de ser maestro te está quitando demasiado tiempo.—afirmó preocupado y alejando sus juguetonas manos del nipón.

—¿Como te atreves?— bufo ante tal comentario,recordando como es que el mexicano hace un par de meses atrás abandonó a su esposo un considerable tiempo por una gira en México.—tú me dejaste por un mes entero por tus fans. Además...habíamos quedado en apoyarnos mutuamente.—levantó la mano enseñándole su pequeño anillo dorado abrazando su dedo anular.—¿O lo habías olvidado?

—eres un tramposo.—sonrió. Pues es verdad. Lo había prometido en frente de muchas personas en campo santo.

—he pedido pizza.— ni uno de los dos sabia cocinar, habían vivido estos últimos años a base de comidas caseras de su suegra, de comidas rápidas y de intentos fallidos de la pareja al hacer comida.

—¿Te imaginas?—preguntó el mexicano mientras se tumbaba sobre el ocupado regazo de su marido.—si fuéramos padres probablemente seríamos...

—unos pésimos padres—acompleto el japonés.

—si—rieron ambos. 

Después de unos dos minutos de completo silencio-salvo por el ruido de las manos de Hiro al intentar colocar una pieza en ese artefacto misterioso- al mexicano le entró la duda.—Hiro...

—¿Qué?—el mencionado siguió concentrado a pesar del peso de la cabeza de Miguel en su regazo.

—¿No quieres hijos?—el nipón rio.

—Me encantaría, pero somos hombres—resaltó un hecho.

—se que somos hombres.—el mexicano fruncio el ceño.—me refiero a adoptar.—cuando el nipón se dio cuenta que este no bromeaba dejo su proyecto de lado.

Nuestra gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora