Ya es hora

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Nota: La canción de acá arriba la reproducen cuando les avise:3 valdrá la pena.

Celos. La palabra entera incluso suena confusa. ¿Qué significan los celos? ¿de donde sacaron esa definición? ¿a quien diablos se le ocurrió? ¿desde cuando existen los dichosos celos?

¿Adán y Eva lo habrán experimentado incluso al ser los únicos en la tierra?

Esas preguntas no me dejan dormir por las noches.

Es bien sabido por el mundo que es algo emocional e involuntario, totalmente fuera de nuestro alcance, nos duele, nos lastima, nos hiere y todos los sinónimos relacionados al sufrimiento que se te ocurran. Y lo mas importante, los celos te hacen perder el control hasta el punto en que sueltas palabras a lo tonto, hasta el punto en que te sientes cegado por la rabia que te provocan.

Los celos nos hacen estúpidos.

—¡Pues entonces lárgate maldito hijo de puta!— gritó el japonés mientras lanzaba su libro de 1,450 paginas sobre interfaces, periféricos y programación volumen II al aire. Ni siquiera las hojas se movían en dirección al mexicano por lo pesado que este era.

—¡No me digas que hacer, traicionero!— Alcanzó a atrapar con dificultad el pesado libro de milochomiltoneladas como describiría el mexicano.— ¡¿A quien le dices hijo de puta, hijo de puta?!— Tomó viada y le regresó el libro de vuelta estrellándose en el pecho de su dueño. El golpe le logró sacar un quejido que reprimió al instante que sintió que chocaba contra sus costillas. Probablemente un hematoma se iba a formar después de esto.

—¡Te odio, eres lo peor que me ha sucedido en mi puta vida!— Soltó sin pensarlo, todo para ahogar el quejido de su adolorido pecho. Estaba enojadísimo, si, pero al ver el rostro del mexicano descomponerse por lo que había mencionado milésima de segundos antes hizo que quisiera regresar el tiempo. Oh no. Hiro, ¿por qué?.

'' algo emocional e involuntario, totalmente fuera de nuestro alcance ''

Dolido el mexicano sintió como le atravesaban el corazón con mil dagas congeladas. La nieve se sentía en la circulación sanguínea del mexicano, dejándolo frió y consternado, pálido y perdido. Pocas veces había sentido cuyo dolor, pero no a tal magnitud, no en esta situación, no con alguien que quisiera tanto.

No con Hiro.

—¡P-Pues a la chingada, yo tampoco te quiero y ni te necesito en la mía!—Azotó la puerta del salón saliendo del mismo. Por un lado el yin, quien representaba el lado negativo a la vida, esa persona que era obstinada, mentirosa, sarcástica y conservadora ante las demás personas y por el otro lado estaba el yang, quien representaba el lado positivo de la vida, esa persona que era flexible, sincera, amable y progresista. Y así funcionaba todo, el Yin y el Yang tenia que ser un equilibrio de cosas malas y cosas buenas para no desbalancearse y perder el control, de este modo se complementaban con lo que el otro no tenía, ofreciéndoles mas opciones a la hora de tomar decisiones. Aunque ahora ambos eran un desequilibrio de esa piedra negra y blanca, transformada en un horrible y triste color gris.

'' nos duele, nos lastima, nos hiere ''

Hiro dejo caer todo su peso sobre sus rodillas. Las lagrimas que parecían quemar en las mejillas del japonés no tardaron en liberarse al ver la espalda de su ahora ex novio saliendo de su vida, de esa puerta, para siempre. No era verdad. Nada de lo que había dicho era cierto. Quería correr, abrir la puerta, alcanzarlo y pedirle perdón por haber dicho algo tan estúpido sin pensar. Pero no podía dejar el poco orgullo que tenía y menos si ''ni te quiero'' y ''ni te necesito en la mía'' resonaban en su cabeza y tomaban posesión de todas sus neuronas.

Nuestra gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora