-¡Sin flores!
-Pero...no es una boda sin flores, chinito de mi vida...
-He dicho que no, Miguel. ¿Es que acaso no me conoces?
-Se que eres alérgico...-vaya que lo sabía. Lo aprendió por las malas al querer pasarse de romántico y terminar con las flores estrelladas en su cara y un rojo Hamada.
-Entonces si lo sabes, no habrá flores.
-¿Y entonces que? ¡El salón estará sin decoración!
-Decóralo con gomitas de osos, son coloridas. O flores sintéticas.-parece divertirse con la desgracia ajena.
-Mi familia no aceptaría algo como eso...
-Te aceptaron al salir del closet, pueden aceptar eso también.-siguió hojeando el libro que tenía varias imágenes de pasteles. Hiro no era amante de las fiestas, pero el dulce pastel hacia que tolerara un poco la boda.
Miguel por otro lado parecía rendirse. Pero vamos, sólo parecía. El mexicano es muy astuto, ya se las arreglaría.
-vainilla, yogurt y berries...¿Qué te parece?
-Pensé que ibas a querer un pastel hecho de sushi o algo por el estilo...-una mordida en el cuello lo tomó desprevenido.-¡Ay!
-¿Acaso buscas morir?-le dio una lamida que hizo erizar la piel del mexicano.
-...¿Hi-Hiro?-sorprendió al mexicano.
"EL NUNCA HACE ESO."
-¿Qué?-se subió encima de él y bajo el cierre de su rojo suéter.
"EL TAMPOCO HACE ESO."
-¿Qué...que está pasando?-su piel se erizo al sentir como las manos del nipón se paseaban por abajo de su camisa.
-¿Crees en Dios?-la pregunta lo tomó desprevenido. ¿A que venía eso?
-Si, ¿Por?-la mano de Hiro llego al destino. "Con un demonio..."
Sujeto su semi erección por debajo de su pantalón y lo empezó a mover masturbandolo, no tardo ni cinco condenados segundos en que su pequeño amigo lo traicionara y se levantara de su siesta.
Su boca se abrió para tratar de conseguir más aire a la vez que soltó un gemido que hizo que su color moreno se coloreara con un carmesí.
Su contrario disfrutaba ver a Miguel así,totalmente a su merced. Quería quitar la ropa que les impedía llegar a más, quería que se hundiera en él, quería besar su lunar desenfrenadamente hasta que desapareciera, quería drogarse con el sabor del mexicano que tanto le encantaba.
Pero... No era su plan.
Sonrió con malicia mordiendo su labio inferior y detuvo su mano para después sacarla de su pantalón.
-Pues entonces no tendremos sexo hasta estar en Santo matrimonio.-El nipón rió mientras se separaba del mexicano, dejándolo necesitado.
Entonces Miguel entendió. Se estaba vengando.
-¡Que cruel! ¿Y al menos puedo saber por qué?
-Por reglas de nuestro señor
-¡No aplica si ya hemos tenido sexo!
-Entonces ve y anda a confesarte, pecador.
-Tú ni siquiera crees en eso.
-Pero tu si, y te respeto querido.-¿Querido? ¿Que diablos?
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Nuestra gran historia de amor
Adventure-Papá Hiro... ¿Me cuentas como conociste a papá Miguel? Un niño curioso que solo hace preguntas a sus dos padres. Un romance entre Miguel y Hiro, la historia en partes. Siempre he querido hacer algo como esto, donde muestre la familia que formaron...