||CAPÍTULO 22||

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Sus ojos azules brillaron como estrellas, algo hizo el agua en ella. Él la cada vez se daba cuenta que era dulce ante sus ojos y hermosa para el universo. Tenía que comprender que había cambiado después de dejar el lago, su aura era distinto. Cogió su mano atravesando juntos la cortina de flores, le señalo la casa.

– ¡Wuau!

– Es tuya –gruño Ziva.

– ¿Mía?

– Sí, cuando desees huir de la rutina del palacio, este es el mejor lugar para despejar la mente –le respondió Dylan subiendo las escaleras e indicándole que lo siguiera.

– Siempre es así.

– La misma pregunta se hace él –Ziva la empujo con la cabeza. Sonrió por lo que escucho, oyeron la voz del hombre que las llamo, entraron. Al ver la casa por dentro fue un recuerdo vivido, noto las escaleras para el segundo piso y se apresuró a subir.

– ¿A dónde vas?

– A cambiarme, no tardo.

– ¿Cómo sabes que haya están los cuartos?

– Estoy recordando –manifestó sonriendo.

Sonrisa que inmediatamente ilumino a Dylan en ese instante, él le devolvió el gesto. Cuando ingreso a la habitación había un vestido sobre la cama de color blanco, lo agarro entre sus manos y lo detallo: era sencillo, largo, su espaldar destapado y de tiras que se ajustaban en el cuello. Fue al baño donde se dio una refrescante ducha. Termino de vestirse cuando ajusto las tiras detrás de su cuello, peino su cabello, lo recogió completamente amarrándolo con unas pequeñas pinzas que tenían flores sobre su cabeza, estaba por terminar cuando la ventana se abrió y muy a lo lejos escucho su nombre, termino de ajustarlo, se dirigió a la ventana y las cortinas de flores se abrieron enseñándole un camino que terminaba en un gran árbol, volvió a escuchar su nombre.

– ¿Necesitas qué vaya a ti?

La respuesta no se hizo esperar y escucho aún más cerca:

– Sí.

Ziva estaba con los ojos cerrados sobre el mueble cuando llego al primer piso, Dylan se encontraba en la cocina preparando de comer, paso silenciosamente, al traspasar la cortina de flores busco el camino que se le había revelado minutos atrás, lo logro encontrar y camino por ese sendero, lo lejos un gran árbol la esperaba.

– Estoy aquí –dijo al llegar.

– Estas nuevamente con nosotros.

– Hiciste que lo estuviera.

– Tú ser quería recordar y él quería que tu recordaras todo.

– Tú me aseguraste que si los recordaba de nuevo, ellos morirían –en su voz había miedo. Miedo de que cuando volviera no los encontrara nunca más.

El Secreto Del Bosque©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora