VIII

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El padre de la iglesia tocaba nuestra puerta, le abrí para agradecerle por tomarse el tiempo en venir. El dijo que necesitaba estar solo para santificar la casa, yo le hice caso y salí afuera con mi esposa para darle espacio al padre.

Luego de unos minutos el padre salio de la casa, diciéndonos que podemos estar tranquilos, que ya la casa esta en manos de Dios. Antes de irse me dio dos crucifijos, una para mi cuarto y otro para el cuarto de mi hijo. Le agradecí la ayuda y entrábamos a la casa.

Todo el aire se sentía tranquilo, mi esposa también estaba tranquila pues ella me dijo que todo estaría bien, que ya la casa esta santificada, el espectro ya no podría venir, tenía razón pues pude dormir tranquilo, no me desperté a la media noche ni nada .

Todo estaba en la normalidad, pero como siempre no duro mucho, pues me desperté en la noche para ir al baño, después fui a ir a ver a mi bebe y el estaba ahí. No podía creerlo, después de todo lo que he hecho para alejarlo seguía en mi casa. Me quede paralizado, no sabia como reaccionar, pues el estaba parado junto a mi bebé, solo mirándolo a el, como si no se hubiera dado cuenta de mi presencia.

El de un momento a otro dejo de verlo y me miro a mi. Sus ojos penetrantes estaban en mi, mirándome fijamente, entre la oscuridad de la noche, se comenzó a acercarse a mi. Quería moverme pero el miedo me lo impedía, al estar frente a frente solo me traspaso, el frío que sentí en ese momento era indescriptible. El miedo se había ido, pude moverme y lo primero que hice fue a ver a mi bebé a ver que le había hecho. Mi bebé estaba tranquilo, como si el nunca hubiera estado aquí. El espectro no volvió a aparecer en un mes entero, para mi era un alivio, pero parece que al no estar su presencia algo ocurrió.

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