Capítulo I: El nuevo dueño.

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Hola a todos!!!

Aquí les traigo un nuevo fanfic inspirado en el Fantasma de la Ópera.

No quiero decir mucho, sólo que lo lean =)

Espero les guste el capítulo, si les gusta, por favor comenten y voten para seguir.

Igualmente les iré dejando las canciones que se ubican según la secuencia del fic. Comenzamos con la canción del prólogo.

Yuri On ice NO me pertenece.

Capítulo I: El nuevo dueño.

Celestino miraba fijamente a cada patinador que pasaba por la pista y ejecutaba su rutina. No era por presumir, pero él podía tomar un diamante en bruto y hacer la joya más bella de Rusia. Pitchit era la mayor prueba de ello, tomándolo bajo su tutela desde edad muy temprana y puliendo sus talentos para que ahora fuese de los mejores.

También le hubiese gustado adjuntarse el éxito de Yuuri, pero sabía que eso era una mentira... además que si lo hacía podría meterse en serios problemas. El chico había llegado de Japón hacía cuatro años como un patinador novato pero algo torpe e inseguro. Debía admitir que su maestro sacó a relucir un Yuuri que nadie habría podido lograr.

Por ahora debía concentrarse, quería causar una buena primera impresión a aquél que compraría la pista de hielo y sería el dueño de ahora en adelante... y también debía ser advertido.

Justo cuando iba a ser el turno de Yuuri, entró Minako; la actual dueña; junto con un hombre mayor que parecía severo.

-Celestino, él es Yakov, será el nuevo dueño. –Ambos estrecharon sus manos. –Quiere ver un poco de lo que tenemos aquí. ¿Podrías hacer que un par de patinadores le presenten sus rutinas? –Celestino titubeó un poco.

-Claro... eh... justo era el turno de Yuuki Katsuki.

-¿Y qué esperamos? –Inquirió Yakov.

-Claro... -Respondió Celestino. Miró hacia la cabina no. 2 y le indicó al empleado que preparara la música, luego llamó al chico.

Yuuri entró a la pista, hizo una leve reverencia hacia los presentes y se preparó en el centro de la pista. Su coreografía se llamaba Yuri On Ice. Al terminar, Yakov no aplaudió, pero en su rostro tenía una pequeña sonrisa.

-Debo admitir que el chico es interesante, aunque se le ve algo inseguro.

-Llegó hace cuatro años. –Comentó Minako. –Ha mejorado muchísimo desde entonces. Sólo ha estado en exhibiciones, si todo sale bien, quizá haga su debut en la competencia próxima.

-¿Ha estado en exhibiciones pero no ha competido? –Preguntó Yakov sin entender.

-Su maestro lo hace para quitarle el pánico escénico, además de que el público lo conozca.

-Es buena estrategia, Celestino. –Felicitó el nuevo dueño, pero Celestino se cruzó de brazos.

-Yo no soy su maestro. –Yakov alzó una ceja. –Sólo vigilo sus ensayos, su maestro es otro.

-¿Quién? –En ese momento, Yuuri pasó cerca de allí para ir por su agua. -¡Hey, chico! –Lo llamó. -¿Quién es tu maestro? –El pelinegro miró al piso algo apenado.

-No sé su nombre... -Yakov no entendió.

-¿Y cómo es? –Insistió. Yuuri se sonrojó de la vergüenza.

-No lo sé. –De nuevo, el hombre iba a interrogar cuando Minako interrumpió.

-Señor Yakov, será mejor que completemos el papeleo. –Y prácticamente se lo llevó a rastras a la oficina, cuando estuvieron solos, Minako le extendió todo y Yakov lo leyó mientras verificaba que todo estuviese en orden. Iba a firmar, cuando Minako intervino. –Antes de darle el lugar, debo decirle algo. En esta pista de hielo, existe un ser que organiza los eventos del lugar, compone algunas coreografías y ronda por aquí. No le será un problema si usted cumple con sus exigencias: quiere la cabina no. 1 para su uso personal y un pago de 60,000 rublos al mes.

-¿Es el famoso maestro del chico que vimos?

-Sí. –Minako se veía sumamente seria.

-¿Y por qué no muestra su cara? Además, ¿Cómo le pagaré esos rublos? ¿Y si no lo hago?

-Señor Yakov, le recomiendo que no lo haga. El fantasma se comunicaba conmigo por cartas. Nadie lo ha visto, pero lo han escuchado. –Minako sabía que Yuuri era el favorito del dichoso maestro, pero no creyó que debía decirlo, Yakov parecía no creerle.

-¿Fantasma? –Esa palabra se le salió a Minako. –Los fantasmas no existen.

-No es un fantasma... él se hace llamar así, sus cartas las firma como "El fantasma de hielo". Le recomiendo que siga sus exigencias, no sólo por lo que se dice, sino que los eventos más exitosos que han pasado en la pista, fueron planeados por él, nosotros sólo seguimos sus instrucciones. –Ella se veía nerviosa.

-Pues yo creo que puedo hacer algo mejor que un ser que no existe. –Yakov sin pensarlo más, firmó los documentos, y Minako suspiró aliviada y algo preocupada, ella quería irse de ahí, por eso vendió el lugar, pero le preocupaba lo que podría pasar en el futuro.

A las pocas horas, Minako salió del lugar con todas sus pertenencias, despidiéndose de todos y cada uno de los que vivían y trabajaban en la pista. Al único que le derramó un par de lágrimas fue a Yuuri, pues el chico era demasiado bueno, y para él, el fantasma era bueno... qué ingenuo.

Yakov reunió a todos en la pista de hielo. En total había 6 patinadores: Pitchit, Yuuri, Mila, Otabek, Emil y Sala. El entrenador era Celestino, pero sólo de cinco de ellos. También estaban los encargados de sonido, luces, limpieza, vestuario y otros aspectos de la pista.

-Bien, me presento: Mi nombre es Yakov Felstman. Seré su nuevo jefe a partir de ahora. Su antigua jefa, me contó algunas historias sobre un tal "Fantasma de hielo". –Los empleados temblaron ante la mención, Yakov lo notó y los miró. –Y debo decir que yo no creo en esas patrañas. Las cosas cambiarán a partir de hoy. Para empezar, la siguiente copa será aquí y debemos organizar el evento. Celestino, entrenarás a cada patinador dos horas por día, y en sus tiempos libres deberán hacer otras disciplinas como ballet, gimnasia o algo similar. Los encargados de sonido, usarán ambas cabinas para...

-Señor, la primer cabina es para el fantasma. –Intervino uno.

-Ya dije que no creo en patrañas. Harán lo que les digo. ¡Por cierto! Celestino, agrega a otro patinador en tu agenda, mi hijo vendrá a entrenar y competirá aquí. También vendrá mi sobrino, pero él será juez. Es un patinador retirado.

Después de sus indicaciones, cada uno se fue a realizar sus tareas, pero Celestino se acercó a Yakov.

-¿Me permite hablar con usted un momento?

-¿Qué necesita? –Celestino se veía nervioso.

-Le ruego que no crea que lo del fantasma son patrañas.

-¿Usted lo ha visto? –Preguntó el hombre harto del tema.

-No, pero lo he escuchado.

-¿Ah, sí? –Yakov quería reírse. -¿Y qué le dice?

-Generalmente me pide una silla, a veces algo de comer. Cuando entro a la cabina, está vacía, pero escucho su voz. -¡Lo que le faltaba a Yakov! Su entrenador esquizofrénico unos días antes de la copa. –Cuando los eventos terminan y regreso por la silla, allí hay una propina para mí, y si Yuuri participa, deja un ramo de rosas para él.

-¿Y cómo sabes que son para él?

-Tienen una tarjeta con su nombre. Yuuri ya lo sabe. –Celestino hizo una pausa. –Le ruego que no provoque al fantasma. Sus exigencias no son muchas. –Yakov quería quitarse de encima al hombre, se dio media vuelta.

-Ya veré.

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¿Quién creen ustedes que es el fantasma? Ya lo tengo planeado pero quiero saber lo que piensan.

El fantasma de hielo. | Yuri On ice. | Completo. | Yuyuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora