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«...soy como mil fracasos abrazados

a un pie de la esperanza.»

— davidSant 


E S P I N     R E E D


— Espin Reed — pestañeó varias veces y volvió a pararse derecho metiendo una de sus manos en el bolsillo delantero de su uniforme —. Creí que nunca volvería a verte.

Yo deseaba nunca volver a verle.

Pero allí estaba, Billy Lane, parado tan recto que parecía no mover ni un solo músculo, con su cabello rubio rapado en los costados y sus grandes ojos verdes evaluando cada uno de mis movimientos, noté que en su ceja había una pequeña cicatriz y me estremecí al recordar cómo la había obtenido. Estaba enfundado en su traje de policía, aunque podía notar que estaba más alto y fuerte, que la última vez que lo vi. Para mi mala suerte ver a Billy era como ver un pantallazo de su hermano, aunque había un par de diferencias entre ambos, podía llegar a decir que eran más parecidos de lo que la gente pensaba.

— ¿Cómo has estado? — la pregunta se escapó de mis labios sin ningún tipo de control. No tenía ningún derecho a preguntarle aquello y mucho menos utilizando aquél tono de voz, porque la pregunta había salido de mis labios con pura lástima, y me quise golpear mentalmente por hacer aquello.

— Uno lo lleva como puede.

Lo cierto es que a Billy me unía mucho más que mi ex-novio, nos unían hora interminables en su departamento junto con Rose, nos unían tontas peleas cuando él decía que acaparaba a su novia, que en ese momento era mi mejor amiga, y nos unía incontables cenas los cuatro juntos.

Y verdaderamente entendía su dolor, habían pasado casi dos años y no me sorprendió que él no lo superase. Billy amaba con toda su alma a Rose y a su bebé, entendía que aún le costase seguir con su vida, porque a mí también me costaba. El día que me enteré que ambos esperaban un hijo fue uno de los días más lindos de mi vida, aún recuerdo estar acostada en césped y escuchar como Rose le daba la vuelta buscando las palabras para decirme que estaba embarazada con tan solo diecisiete años, y en ese momento a nadie le importó su edad, porque todos sabíamos que no iba a haber un niño hecho con tanto amor como aquél. Lo que Rose y Billy tenían era mágico, ambos encajaban a la perfección y sin dudas eran más que almas gemelas, su amor era tan puro que hasta te hacía creer tú también encontrarías aquello alguna vez.

— Sabes que no fue tu culpa.

Quise decirle que fue mía, pero las palabras simplemente no salieron.

— Lo sé... — pasó su mano por su cabello y me miró con sus ojos verdes tan intensos, tal vez era la droga pero creí verle una lágrima caer por la mejilla, sabía que al verme a mí, estaba reviviendo todo su pasado.

Break My Heart. |Español|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora