《Hay amores que quedan tatuados en lo más profundo de nuestros corazones.》
¿Dónde hubo fuego cenizas quedan?
No, aquí después de tanto tiempo, todo sigue ardiendo.
Las mentiras quedaron atascadas a media garganta.
Y las verdades por fin quemarán...
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«Y cuando finjo desinterés en ti,
ahí es cuanto más te quiero.»
S L A T E R L A N E
Abrí la puerta encontrando el pequeño cuerpo de mi hermana, Juls tenía cara de pocos amigos así que imaginé que estaba enfadada por algo o alguien. Muy pocas veces veía a mi hermana enojada, mayormente siempre había sido la pacifista y alegre de la familia.
Ella se adentro a mi casa sin pronunciar una palabra y se sentó en el sofá de brazos cruzados haciendo una señal con sus ojos para que tome asiento en uno de los sillones individuales a su lado. Parecía una niña berrinchuda.
— ¿Qué sucede ahora? —. Pregunté rompiendo el tenso silencio —. ¿El idiota de tu novio te ha hecho algo?
— Aquí el único idiota eres tú — escupió enojada, encaré una ceja ante sus palabras y reprimí una carcajada ya que no era usual que mi hermana hablase de aquella manera, casi nunca la había visto enojada y daba mucha risa ver como inflaba sus mejillas y trataba de intimidarte con la mirada.
— ¿Y ahora que he hecho?
— No contarme que fuiste novio de Espin Reed — me quedé paralizado al escuchar su nombre, y aunque todo el día los recuerdos de esa noche se reproducen, trataba de no darle importancia. Había sido un revolcón, me había liado con mi ex novia por una noche, ambos habíamos conseguido lo que queríamos y ahora podíamos seguir nuestros caminos -. Ella es mi amiga, Slater, me habéis mentido.
Teóricamente la que no quería que se sepa la verdad fue Espin, aunque no le diría eso a mi hermana porque puede llegar a ser muy resentida con las personas. A mi me daba igual que Juls supiese la verdad, después de todo aquél era un tema de nosotros y me importaba una mierda lo que pensasen los demás.
— ¿Te lo ha dicho ella? — pregunté, sabiendo la respuesta.
— No, si fuese por ella se lo habría llevado hasta la tumba — rodó los ojos ante mi estúpida pregunta. Era obvio que Espin no le había contado nada, parecía muy decidida a que nadie hurgara en nuestro pasado —. Entré a tu estudio y vi sus fotos, no sólo las de ella sola, sino en la que se están besando.
No me sorprendió que Juls husmeara entre mis cosas, siempre había sido curiosa y desde niña se metía en problemas por aquello. Siempre andaba de curiosa, hasta el punto que fue ella quien encontró las bolsas con droga en mi cuarto y fue ella quien se lo contó a mi mamá, yo entendía a Juls, ella estaba preocupada por mí e hizo lo que creía que era correcto.
