《Hay amores que quedan tatuados en lo más profundo de nuestros corazones.》
¿Dónde hubo fuego cenizas quedan?
No, aquí después de tanto tiempo, todo sigue ardiendo.
Las mentiras quedaron atascadas a media garganta.
Y las verdades por fin quemarán...
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«Volver a verte después de que te fueras,
fue como escuchar, de nuevo,
mi canción preferida
y haber olvidado la letra.»
E S P I N R E E D
— Así que ese guapetón fue tu novio.
No puede evitar ese pequeño sentimiento de resentimiento ante la afirmación de Issa. Estábamos en el bar que solíamos frecuentar desde que me mudé a New Jersey con tan solo diecisiete años,desde que mi padre obtuvo mi custodia y decidió que no podía soportar mi mal genio al tener que convivir con su nueva esposa me propuso absoluta libertad al mudarse sola a una ciudad que no conocía, siendo tan solo una cría que creía poder llevarse el mundo por delante. Mi historia familiar era una completa mierda, padres separados desde mis seis años, mi madre era una auténtica drogadicta y mi padre un magnate petrolero con más dinero del que se podría llevar a la tumba. No tenía relación con ninguno de los dos, y estaba bien con eso, siempre me dije que ninguno de los dos se merecía llevar aquel título.
— Slater y yo nunca fuimos novios.
Y dolió como la jodida mierda.
— Raina me ha contado que ustedes salían.
— Raina cuenta lo que quiere Issa — bebí un trago de cerveza, necesitaba que el nudo de mi garganta despareciese. Odiaba saber que él había vuelto, no podía soportar su presencia en la misma sala porque eso significaba un constante viaje al pasado, pero allí estaba él, a unos pocos metros de mí sentando con sus amigos, que en algún momento también habían sido los míos —. Slater solo fue el peor error de mi vida.
Podía sonar bastante dolida y sí, lo estaba. Me dolía su regreso, me dolía verlo tan relajado y feliz, ni siquiera se parecía a la persona que me dejó hace casi tres años, ahora parecía ser un hombre maduro y centrado. Estaba mucho más guapo, si eso fuese posible, sus rasgos eran muchos más maduros y sus ojos color cielo brillaban con viveza, su cabello era de color miel con algunos mechones más claros, casi tirando a rubios; también parecía haber ganado más masa muscular y altura.
Nuestra conversación quedó en el aire cuando decidí pararme para ir al baño, odiaba con toda mi alma recordar el pasado y parecía que Slater había vuelto para hacerme revivir cada momento.
Le coloque la perilla al baño, y agradecí que fuese individual. Saqué la pequeña bolsita con polvo blanco de mi cartera, hice una fina línea en el lava manos y rápidamente la aspiré.
