《Hay amores que quedan tatuados en lo más profundo de nuestros corazones.》
¿Dónde hubo fuego cenizas quedan?
No, aquí después de tanto tiempo, todo sigue ardiendo.
Las mentiras quedaron atascadas a media garganta.
Y las verdades por fin quemarán...
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«Busco a alguien que le guste mi locura.
Joder, es simple:
que me diga: "salta",
cuando solo vea precipicio.»
S L A T E R L A N E
Esa misma noche, luego de ir a la pista de motos, Raina y Juls habían organizado una barbacoa en el patio de mi casa.El portch trasero de mi casa estaba decorado con luces blancas de navidad en las columnas, habían colocado un gran tablón en donde Issa se encargaba de acomodar todo. Lenny, Ailen y Kian se encontraban haciendo la barbacoa, mientras que Josh y los demás estaban sentados en las sillas del patio bebiendo cerveza.
Miré hacia donde se encontraba Espin quien recibía miradas fulminantes de Tasha y su séquito, me hacía gracia la rivalidad que había entre ambas aunque a Espin parecía importarle poco lo que su prima diga o haga. Me uní al grupo aceptando una cerveza que Josh me dio y pareció a propósito que el único lugar libre fuera al lado de Tasha.
— No me has contestado los mensajes — susurró la castaña a mi lado en voz baja —, creí que podríamos pasarla bien como en los viejos tiempos.
Enmarqué una ceja ante sus palabras, me había estado mandando mensajes toda la semana, pero sinceramente no tenía ganas de soportar sus caprichos y tampoco le había dado ninguna razón para que pensase que quería algo con ella.
— He estado ocupado — contesté tratando de unirme a la conversación que tenían los demás.
Sentí que sus manos comenzaron a recorrer mi brazo y giré mi rostro hacia ella: — tal vez podríamos pasarla bien luego de que todos se vayan.
Mi vista se dirigió hacia la rubia tatuada que nos miraba sin expresión en su rostro, luego miré a Josh tratando de que me ayudase a salirme de aquella incómoda situación.
— Hermano, ¿qué tal si van por más cervezas al súper? — preguntó Josh, sonriendo de lado.
— Yo voy con él — casi gritó a mi lado Tasha.
— Será mejor que vaya Espin, creo que debía comprar tampones, ¿no? — preguntó Josh hacia la rubia, quien rodó los ojos ante sus palabras. Sonreí ante la ocurrencia de mi amigo.
— Claro, tengo que comprar — hizo una pausa — tampones — murmuró entre dientes.
Seguí a Espin hacia adentro, percatándome de la mirada de odio de Tasha hacia la tatuada. Ambos nos adentramos al auto sin emitir ni una palabra, el silencio era más que incómodo así que decidí poner un poco de música. Espin comenzó a tararear una de las canciones y por mi mente pasó una de las muchas veces en la que ella iba cantando a todo pulmón y riendo, mientras yo la miraba y me unía a sus risas. Siempre a su lado todo era natural y llevadero, y esa era una de las razones por las que me había enamorado de ella.
