Lealtad Tatuada (R#4) [Lealtades #1]

122. Doctora, revíseme

Alexandra

Me acerco hasta Yerik y el corazón me va a mil ¡Concéntrate! No es el mío el que tengo que revisar. Alzo el estetoscopio y le digo que respire en profundidad. Me hace caso y se quedan callado observándome, mientras yo hago mi trabajo.

—Lexie.

Levanto la cabeza y me sobresalto cuando mi rostro se encuentra con el mar azul de sus ojos.

—¿Qué? —Me quito el estetoscopio de mis oídos para escucharlo.

—Me han revisado muchas veces —dice serio —pero esta es la primera vez que no me siento obligado a dejar que lo hagan. De hecho —Se pone a pocos centímetros de mi rostro, tanto es así que roza mi nariz con la suya —lo disfruto, me gusta estar contigo.

¿Es aquí cuando me desmayo?

—Deja de bromear —Me alejo pero me agarra del brazo a tiempo para detenerme.

—Hablo en serio —dice con ninguna sonrisa en su rostro, parece decidido.

—Y... ¿Y qué quieres que haga con eso? —Siento mis mejillas arder, lo que demuestra que me he ruborizado.

¡Que boba! ¿Soy una mujer adulta o qué? Ni siquiera me puedo considerar eso ¡Que pesimista que soy! Quizás hasta estoy soñando o algo. Esa confesión no puede ser real.

Sonríe y me sobresalto.

—No sé, tú eres la normal aquí ¿Recuerdas? Soy un experimento —responde a mi pregunta anterior —. Enséñame, doctora.

—No digas estupideces —lo reprendo —y yo no me involucro con pacientes, está prohibido.

—¿Ética profesional? —Se ríe —Vale, de acuerdo, de todas formas no lo entiendo del todo y esto no es trabajo así que...

—¡¿Así de rápido te rindes?! —me quejo y luego me doy cuenta —Quiero de decir... ¡Ay! —Me caigo en la camilla cuando tira de mi brazo.

No sé cómo, ni qué movimiento hizo, pero otra vez estoy debajo de él, cómo cuando nos conocimos ¡¡Es un ninja!!

—Lexie —Se acerca a mi rostro mirándome seriamente.

—¡Espera un segundo! —grito nerviosa y entonces sonríe.

—Pero si tú fuiste la que me pidió que intercediera.

—Yo... —Se acerca a mi rostro nuevamente y reaccino —¡Espera te digo!

—¿Qué? —Se detiene —¿No te gusto? —Hace puchero.

—¡¿Eres un niño acaso?!

Se ríe.

—Algo así, todo aquel que ha estado en algún proyecto, tiene su lado de niño. Ya sabés, porque no tuvo infancia —Hace una pausa mirando a un punto fijo pensativo —pero volviendo al mundo de los adultos... —Regresa a observarme —. Doctora —Se acerca a mi boca —estoy caliente, revíseme. Creo que tengo un problema ahí abajo.

¡¿Acaba de decir lo que creo que acaba de decir?!