Capítulo 14. Agridulce

3.2K 264 630
                                    

-Entonces el hermano del vecino del primo del señor de la tienda le dijo al amigo de Rosa que me dijera que habrá audiciones para ese concurso, y mi mamá me dijo que te dijera que me ayudaras a mandar el video- Miguel parloteaba desde el otro lado de la habitación jugando con la pelota anti-estrés que Wasabi le había regalado a Hiro en su cumpleaños, con la excusa de que en serio la necesitaba.

Hiro alzo una ceja sin dejar de teclear en su computadora -Déjame ver si entendí, ¿Habrá un importante concurso a finales del año y quieres participar, necesitas mi ayuda para grabar un video?- Dijo con un tono interrogante mirando al mexicano que solamente bufó.

-Pues si le quieres quitar toda la emoción a lo que te conté; si, es eso- Hizo un puchero y se cruzo de brazos, el nipón desvió la mirada con las mejillas rojas.

-Claro, por que es más sencillo escucharte hablar sobre personas que no conozco- Siguió discutiendo mientras rodaba los ojos y volvía a su trabajo de programar, había estado tan distraído esos días que incluso había dejado su proyecto de lado, por que cuando intentaba iniciar a teclear el código, se perdía entre ensoñaciones sobre el moreno y lo estropeaba.

Miguel mientras tanto dejo la pelotita de lado y miro al nipón; ladeo la cabeza cuando creyó ver algo que no cuadraba. Si, algo tenía raro; pero no sabría decirlo con certeza. Lo miro detalladamente, logrando poner tenso al universitario que de inmediato le dio una mirada nerviosa.

Abrió los ojos con sorpresa y jadeo con exageración -Te peinaste...- Musito suavemente, completamente pasmado ante esa revelación. En su cabellera desordenada había una pequeña coleta que sujetaba los mechones más largos. Pues claro, eso era lo que no cuadraba ¿Como no lo había notado?

El nipo-estadounidense mordió el interior de su mejilla y se encogió de hombros -No tengo idea de que hablas- Hiro estaba que se moría de la pena, el mexicano había notado lo que se suponía seria un cambio "discreto pero agradable"

-¿Acaso te pusiste perfume?- Efectivamente, Hiro apestaba a colonia. Miguel frunció la nariz ante ese penetrante aroma.

Las mejillas del mayor se encendieron -Cierra la maldita boca- gruño esta vez, frunciendo el ceño sin dejar de mirar la pantalla de la computadora. Esto definitivamente había sido una mala idea.

Miguel, más curioso, se acerco hacia él para buscar otro cambio con el que le pudiera molestar -¡Oh por Dios! ¡Tus labios no están secos!- Menciono con una sonrisa socarrona al ver que el sonrojo de Hiro incrementaba hasta sus orejas -¡Chaaaaaau! ¿Qué sigue?- Hiro bufo y se cruzo de brazos, dejándose caer en la silla y contando hasta diez para calmarse y no soltarle un golpe -¿Ir al dentista y arreglarte esos dientes chuecos? ¿Usar maquillaje? Aunque para las pestañas ya no necesitas nada...-

Hiro se levanto de golpe y prácticamente corrió hasta la puerta, con las mejillas rojas; Miguel soltó una carcajada limpiándose una lagrimita falsa -Ok! Suficiente, mi-mira lo tarde que es; necesito ir a comprar... ¡Piezas! ¡Si, eso!- Dijo el nipón con completo nerviosismo, buscando una excusa para huir de esa penosa situación.

Nunca más le haría caso a los consejos que tenia internet para "Ligarte a tu amigo sutilmente y salir de la friendzone ileso"

Rivera dejo de reír y le miro con una sonrisa, de esas que resaltaban su lindo hoyuelo y volvían loco al corazón de Hiro -¿Piezas? ¿En donde?-

El ameri-asiatico hizo un mohín de labios -En la... en la tienda de robótica, ¡La roboticeria!- Titubeo, le dio una sonrisa nerviosa cuando el menor alzo una ceja, incrédulo.

Amorcito CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora