[ c u a r t o c a p í t u l o ]

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—Hola, mucho gusto, soy Matteo Broomfield, bienvenida a Olympic High y al Bosque Encantado— extendió su mano

Emilia miró fugazmente que la mano de Matteo seguía extendida, y decidió “estrecharla”, ¿por qué las comillas? Porque la tomó y cuando Matteo movió la mano de arriba a abajo, se asustó un poco y el ángel al notarlo rió un poco.

—¿En el Inframundo no saludan así?— preguntó una vez que ya habían estrechado manos

—La verdad es que no— empezó a jugar con su punta azul, siempre hacia eso cuando estaba nerviosa

—Eh... Disculpa, no me has dicho tu nombre

—Sí, perdón, que idiota...— lo último lo dijo a lo bajo para sí misma —Soy Emilia Blackwood

—Enserio es un gusto, espero que nos volvamos a ver— le sonrió

—Y yo— le devolvió la sonrisa y Matteo volvió con su hermana que lo miraba de brazos cruzandos con una cara de impaciencia que no era normal

Emilia lo seguía mirando, hasta discutiendo con su hermana se veía lindo, y nada podía sacarla de su trance... casi nada. El chillido de Jim rompió el tímpano izquierdo de la rubia.

—¿Qué te pasa?— la miró molesta mientras sobaba su oído

—Lo lamento, chilló así cuando me emociono y como soy sirena, aturde más— Emilia la miró raro de pies a cabeza y decidió volver con Simón —¡Espera! ¡No lo volveré a hacer!— gritó desesperada y su miró en suelo triste cuando Emilia no se molestó ni en voltear, enserio quería tener una amiga demonio

Emilia llegó donde anteriormente estaba Simón, pero no lo vió, sólo vió a Luna con su típica mirada de superioridad y brazos cruzados. No le quedó de otra que pararse a su lado y esperar a Simón o Ramiro.

—No llevo un día aquí y ya es fastidioso— habló Luna

—Concuerdo— Luna frunció el ceño y volteó a mirarla

—¿Enserio? Te veías muy feliz hablando con el castaño de allá— lo señaló discretamente con la cabeza y al voltear Emilia supo que era Matteo —Es lindo

Volteó a verla rápidamente, estaba desnudando a Matteo con la mirada —Sé lo que intentas

—¿De qué hablas?— parpadeó varias veces fingiendo inocencia

—Siempre que me gusta algo o alguien, quieres quitármelo— la castaña la miró ofendida

—Sí, es cierto— encogiéndose de hombros junto a una mueca de despreocupación —¿Pero quieres divertirte hoy o no?

Emilia entrecerró los ojos —¿Qué planeas?

Luna sonrió maliciosa y tomó un jugo para caminar hasta Ámbar con Emilia tras de ella, cuando Luna quería sabotear algo, lo hacía increíble.

—Me encanta tu vestido, amiga— halagó Delfina

—Gracias— formó una sonrisa arrogante en sus labios

—Felicidades, Ámbar— habló Nina llegando —Admito que haces fiestas increíbles

—Gracias, Lila— le sonrió falsamente —Es como una presentación para que vean de lo que la hija del nuevo director está llena...— Luna pasó junto a ella y “accidentalmente” volteó su bebida sobre ella, sus amigas se cubrieron la boca al mismo tiempo mientras todos veían la escena preocupados por la reacción de Ámbar

—¿Llena de jugo de frambuesa?— preguntó Nina aguantando la risa

—¡¿Qué te pasa, chiquita?! ¡¿Acaso no ves por donde andas?!— le gritó Ámbar molesta

—Lo lamento, rubia, no fue mi intención— se disculpó fingiendo remordimiento

—¿Segura que no fue tu intención?— la miró de manera amenazante

—¿Qué pasa aquí?— las tres voltearon hacia Gary —¿Por qué estás sucia, Ámbar?

—Ésta... demonio— Luna abrió la boca en o ofendida —Me tiró jugo de frambuesa encima

—La verdad, creo que era de mora— Ámbar miró mal a la chica que había hablado con su hermano hace unos minutos

—Cariño, fue accidental— la rubia alzó ambas cejas mirando a su padre

—¿Lo dices en broma, no?— Luna y Emilia se miraron conteniendo la risa

—No, tienes millones de vestidos, sólo ve a cambiarte— miró a su alrededor incómodo haciendo que Ámbar también se diera cuenta que todas las miradas estaban en ellos

—Sí, es verdad, mejor me cambio— fingió una sonrisa

—¿Sin resentimientos?— Ámbar miró molesta a Luna y no le respondió, sólo se fue en dirección a las escaleras, las cuales subió molesta y Matteo fue tras ella

—Lamento ése mal rato— habló Gary dirigiéndose a las nuevas estudiantes

—Descuide— respondieron al unísono con una pequeña sonrisa y cabeza ladeada, lo cual fue un tanto escalofriante para Gary haciendo que se vaya sin decir nada

Toda la fiesta volvió como si nada, la música de arpa empezó a sonar de nuevo y todos siguieron hablando.

—¡Hey!— exclamó Jazmín llamando la atención de Luna y Emilia —Eso que hicieron se notó que fue apropósito

—Sí, son muy malas— intervino Delfina

—Y eso...— Flor sonrió —¡Es increíble!

—¡Lo mismo iba a decir!— exclamó Ada

—Y yo— dijo Jazmín con la misma sonrisa que las hadas

—Nunca nadie se había atrevido a retar a Ámbar de ésa manera— dijo Delfina mirándolas maravillada

—Pues claramente ya apareció quienes— Emilia se señaló a ella y a Luna

Todas las chicas, desde ángeles hasta elfinas, rodearon a Emilia y a Luna llenándolas de preguntas. Simón terminó de bajar las escaleras lentamente, viendo confundido la escena, caminó hasta Ramiro y se paró junto a él cruzando los brazos.

—¿De qué me perdí?— le susurró viendo el círculo de chicas

—Luna y Emilia humillaron a alguien— respondió igualmente en voz baja

—Oh, lo de siempre— se encogió de hombros restándole importancia

—Sí, sólo que ésta vez fue a un ángel— Simón abrió los ojos más de lo normal, volteó hacia Ramiro a ver si decía la verdad y cuando lo vió serio caminó rápidamente hacia las chicas, con un poco de dificultad abrió paso —Con permiso... con permiso... con permiso— decía en cada paso que daba hasta llegar donde sus amigas, las tomó del brazo a ambas pero para su desgracia Luna le dió un codazo en el estómago para que la soltara dejándolo sin aire y logró llevarse lejos sólo a Emilia

—¿Qué te sucede?— preguntó Emilia frunciendo el ceño

—Sucede...— se inclinó apoyando sus manos en sus rodillas mientas tomaba aire —Por Hades, ¿Acaso Luna tiene ése codo hecho de acero?

—Sólo habla, Simón— el mencionado se incorporó y miró serio a Emilia

—¿No puedo ir al baño cinco minutos porque ya quieren humillar a alguien? No, no, a alguien no, ¡A un ángel! ¿Saben lo grave que pudo hacer salido? Nos pudieron expulsar

—¿Y qué? No me gusta estar aquí, en el Inframundo éramos sólo los cuatro, viendo clases de crueldad y armando carrozas, en cambio aquí... mira a tu alrededor— Simón le hizo caso y volteó la cabeza, Ramiro con un grupo de chicos y Luna seguía hablando con las chicas —Pero si lo que quieres es también separarte del grupo, descuida, que Gary se puso de nuestro lado y no nos expulsó— intentó sonreír pero ni una sonrisa forzada le salió, caminó rápidamente hacia la puerta principal, y Simón no la siguió hasta que recordó lo que le habían dicho; estaban a cinco metros de altura

—¡Emilia!— la siguió pero ya era muy tarde, había salido por la puerta y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba cayendo hacia el duro suelo

ʟɪᴛᴛʟᴇ ʜᴏʀɴs《ʙᴇᴍɪʟɪᴀ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora