Rosa marchita

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Ahora si se encontraba en la bruma total.

No comprendía ni entendía nada de lo que sucedía a su alrededor, parecía como si nunca se hubiera ausentado por dos semanas de la escuela y el entrenamiento, además, el hecho de terminar viviendo bajo el mismo techo que la familia de Kagami y durmiendo en la misma habitación de este. ¡Joder!

¡¿Que alguien le explicara qué mierda sucedía con su vida?!

¿Es que acaso nadie tendría la delicadeza de explicar cómo carajos había terminado viviendo con Kagami? Y para rematar, no había visto a su chica en lo que llevaba de escuela pues el festival de invierno estaba más cerca y, mientras tanto la carta que le costó el infierno mismo se hacía fea en su mochila.

Necesitaba a su chica con ¡urgencia!

¡Por fin!

Por fin pudo secuestrar-arrastrar a Satsuki hacia la azotea para hablar y, si pensó que se salvaría del interrogatorio se equivocó, esta le pregunto hasta la forma en que Tsubasa había puesto la mano para golpearle. Fue liberador, pero a la vez abrumador, era un hecho que no deseaba recordar. Sin embargo, tuvo que retenerla para que no fuera a enfrentar a sus padres por los golpes, cinco minutos después logró calmarla con el grito de que durmió con Kagami.

La vergüenza gobernó su ser cuando le contó todo lo relacionado con él, en esos momentos deseaba que la tierra se abriera y se lo tragara, pero la calidez y el confort que le daban al estar al lado de su hermana, amiga y confidente era agradable. Con ello remarcaba la importancia y el amor profesado hacia la chica capaz de comprenderlo con sólo observarlo.

Suspirando y comprendiendo nuevamente algo que ya sabía la llamó.

–Sat.

–¿Sí Dai-chan?

–Te quiero tonta.

Un segundo después tenía a su chica gritando en su oído que ella también lo quería y quién sabe qué más.

–Basta... para Satsuki. –Trataba de que esta dejara de gritarle en su oído pues ya comenzaba a dolerle.

–Pero, pero...

–Ya, necesito pedirte algo. –Con aquello Momoi se separó de su cuerpo.

–¿Qué clase de pedido? –Entrecerró sus ojos. –Si es para pedirme que te compre una revista de esas de playboy de una vez te digo que no, eres un...

– Para ya joder! ¿Es que contigo nunca se puede tener una conversación seria?

–¡Por supuesto que sí, eres tú con el que no se puede!

–Sat en serio... esto es serio... –Hizo énfasis en la última palabra– Delicado, ¿me dejarías hablar por favor?

–Ok. –Ante aquella mirada y el uso de palabras junto con el tono Satsuki supo que esto era realmente importante para su moreno amigo.

Daiki busco entre sus cosas la carta para su cazador, al encontrarla se volteó hacía Momoi extendiendo su brazo con la carta entre sus dedos, así como un pequeño rubor adornaba sus mejillas.

–Po-podrías entregársela a él.

Satsuki miró intercaladamente la carta y a él. Su silencio le incómodo. El sonrojo se acentuó así como el palpitar de su corazón.

–¿Por qué?

Parpadeo un par de veces pues no comprendía la pregunta.

–Es para disculparme por faltar y... una explicación del porqué.

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