Contar. Respirar. Contar. Respirar más profundamente.
Palabras y números iban y venían en la cabeza del moreno ante tal situación dada frente a sus ojos.
Cuenta. 20... 19... 18...
Aún se preguntaba, ¿cómo había terminado en esa situación tan irreal y a la vez tan caliente? Después de tremenda confesión de parte del pelirrojo lo único que pudo hacer fue deslizarse en la bañera dejando a su mente y corazón vía libre para discutir todo lo que quisieran, claro está que nunca se esperó despertar entre los brazos del idiota de pelo de chile rojo, su cara de asombro o espanto bien pudo haberse asemejado a la pintura del grito de Munch, pero para su salvada imagen de hijo de puta nadie pudo presenciar aquello salvo el chico que lo tenía aprisionado entre unos brazos fibrosos donde su calor se extendía por todo su cuerpo. Se tranquilizó.
Analizó la situación. Y, así como se sintió ser el cuadro de Munch, se transformó en un observador de una pintura de la calidad de Da Vinci o Van Gogh, trazó con la mirada el rostro contrario tardándose en los labios y ojos, donde deseo un beso y perderse en aquellas gemas fuego.
Cuando reacciono ante semejante pensamiento noto el fuego siendo encendido por su portador. Kagami lo observaba con una pequeña sonrisa en los labios que le pareció de lo más bonita, sin embargo, su ceño se frunció al recordar dónde, cómo y con quién se encontraba. Consecuencias. Kagami en el suelo por aprovechado.
17... 16... 15...
–Joven Aomine buenas tardes. –Carlos apenas tuvo un gruñido amortiguado por la forma en que se encontraba el moreno. –¿Desea comer algo?
Un silbido irrumpió en la cocina. Ambos hombres voltearon a dónde provenía para encontrarse a un pelirrojo en bermudas, descalzo y con la playera abierta.
–Carlos me consientes mucho. –La mirada de ambos fue de confusión total. – Mira que darme semejante manjar para comer. –La mirada rojiza recorrió todo el cuerpo de Aomine quien se encontraba acostado cuan largo era sobre la barra boca abajo. –Delicioso.
Aomine se reincorporo tan rápido que sintió un pequeño tirón en su espalda y un mareo en protesta por semejante rapidez impuesta a un cuerpo inerte por algún tiempo. Camino lento para abandonar aquella estancia cuando su brazo fue sujetado por un tacto por demás ya conocido.
–Quédate a comer.
–No.
–No has comido nada desde ayer por la tarde, come.
–Nada de ti me interesa, salvo mi libertad para regresar.
Movió su brazo para soltarse, camino en dirección de las escaleras para ser detenido por un grito.
–¡Es un testarudo e idiota cabeza dura!
–Taiga...
–Es insufrible Carlos y a este paso jamás podré hablar con él.
La respuesta a aquello ya no la escucho pues las voces se volvieron más suaves y lejanas con el ascenso, pero como una vez le dijo Taiga, era el gato Cheshire, su sonrisa en esos momentos podía ser igual de aquel gato nacido en la imaginación de Lewis Carroll.
14... 13... 12...
Afortunadamente Kagami dejó de hacer presión con su presencia dejándole la habitación ya conocida para él, brindándole cierta paz que realmente necesitaba. Sin embargo, a la mitad de la noche su estómago por fin reclamo sin derecho a prórroga, bajo despacio en compañía de su celular fungiendo como lámpara hasta la cocina. Busco en los estantes y refrigerador algo para cenar dando como resultado cereal con leche.

ESTÁS LEYENDO
Cazador
FanfictionLa tecnología no puede sustituir un medio que ha prevalecido a lo largo de los años y nuestro protagonista sabrá el valor de aquello catalogado como anticuado, cursi y poco varonil pues... Las cartas aun no estan pasadas de moda. Kagami x Aomine ~~~...