Baile

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Nuevamente la semana dio inicio, su equipo se encontraba en los cuartos de final, por alguna razón eso no le causaba alegría, emoción y excitación. Durante los partidos sí, pero al finalizar estos hacía la reverencia, tomaba sus cosas y se iba, la chaqueta se la colocaba una vez que salía del estadio. En los entrenamientos estaba más distraído de lo usual, Satsuki comenzaba sospechar y era algo que realmente no quería decir.

En lugar de dirigirse a su casa se fue a un motel, no deseaba ver a su... familia. Afortunadamente mañana era sábado y no tenía que hacer nada relacionado con la escuela o el club por lo que se dedicaría a vagar por ahí o ir a algunos de los lugares a los que su padre solía llevarlo.

Para su desgracia no se salvó de una reprimenda de parte de su madre cuando llegó el domingo a primera hora, aguantó estoicamente los gritos y reclamos de su parte así como la maldita cachetada cuando le contesto que no le necesitaba. La sorpresa fue de parte de ambos, el moreno le sonrió cínicamente para después girar sobre sus talones, tomar sus cosas y encerrarse en su habitación sin decir nada más.

El lunes nuevamente llegó, no fue a los entrenamientos y de la escuela se dirigió hacia un parque a mirar el cielo.

El martes hubo carta, pero la emoción y el palpitar eran casi nulos, ya no como las primeras veces. No fue a casa, se dirigió al parque que había ido el lunes, se sentó debajo del mismo árbol y comenzó a leer.


¡Nene!

¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Cómo?!


El moreno no entendió esas acusaciones.


¡Joder nene, eres malvado! ¿Sabes lo que sufrí por tu culpa el sábado? ¡¿Lo sabes?! No que vas a saber si ni siquiera me viste... bueno para aclarar: el sábado mi padre me mandó a realizar algunos encargos, cuando finalice decidí darme una vuelta por el centro comercial pues tenía hambre y ganas de pizza, cuando paso por los videojuegos. ¡Zas! Ahí estabas tú, bailando, ¡Bailando joder! Te juro nene que quede petrificado y pegado con tornillos de titanio al suelo, no se me cayó la baba nada más porque en cuanto te vi moviendo las caderas de tal forma se me secó la boca.

¡¿Por qué el destino se empeña en que me atraviese en tu camino y mostrarme un manjar que aún, dudo, tocar o probar?! ¡¿Por qué?!

Si ya se, debes pensar "que dramático" y todo eso por tanto signo de exclamación y admiración, pero es que... ¡nene te pasas! Eso fue cruel.

Mi deseo por verte mejor me llevó a caminar dentro del recinto, pero en una posición en la que tú no me vieras sino todos mis esfuerzos de estas semanas se hubieran ido al caño. ¡Pero, dios nene!, como movías las caderas, las piernas, los brazos, tu cabeza, todo nene, todo lo movías como una ninfa de los bosques, seduciendo, pero guardando tu distancia.

Con eso confirmo que eres un ser realmente hermoso y una caja de pandora.

Me pregunto si cuando nos veamos y aceptes ser mi novio me bailarías en privado. En definitiva no te llevaría a ningún club para que alguien más vea tu cuerpo, ¡eso nunca!, pero bueno, después de apreciar cada movimiento que realizabas y observar tu cara de disfrute supe que aunque te lo prohibiera me arrastrarías a alguna pista de baile.

CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora