Capítulo 7
-No puede ser...- Miré a Vahid.
-¿Ya sabéis a quién tenéis que buscar, señora?
-Digamos que poseo...una idea más o menos aproximada.
-Pues entonces alegraos. Pronto vuestra hermana estará de nuevo casi como la recordábais-Lo miré mal. No me gustaba nada ese ''casi''- En cuanto hagáis venir al hombre antes descrito, prepararé una poción y tras unos días desvincularé los lazos de sangre. En pocas semanas se acabará vuestro problema.
-Te equivocas-Bajé la cabeza, apesadumbrada, y fijé la vista en el suelo de la celda de Liana- Mis problemas no han hecho más que empezar.
-¿Por qué, mi Sayyida?
-No tengo a quien enviar en busca del caballero de oro. ¿No te das cuenta, Vahid? Mi padre no puede enterarse de lo que me traigo entre manos. No me creerá, me encerrará en mi alcoba y no me dejará salir ni continuar con el plan. ¡Y todos los hombres, soldados, guardias y caballeros de rango menor de la orden de Campoflorido están al servicio de mi padre con el consentimiento del príncipe! No puedo ordenarles nada ni encargarles una misión sin que mi padre se entere. Y por seguro querrá saber por qué su hija pequeña requiere la presencia de un misterioso caballero que ni siquiera es su prometido... ¡Al único muchacho que conozco es a ti! Y tú no puedes ir porque tienes que preparar las pociones y los remedios... y además, en la corte.... bueno, no simpatizan mucho con tu religión, así que no creo que....
-Sayyida, por Alá... debe haber alguna forma... pero no habléis tan deprisa, no logro entender...
-Ya.. pues por la gracia de Dios que algo se me ha de ocurrir-ambos nos levantamos y salimos silenciosamente de la celda, ya que Liana dormía, agotada como estaba. Cerré la celda con llave- ¡Qué rabia, maldita sea! ¿Por qué tiene que haber tantos problemas?-pateé el suelo como una niña pequeña- ¡Al final soy capaz de plantarme frente al príncipe y decirle que me dé al caballero que busco, y soy capaz de traerlo a rastras!
Y entonces miré a Liana, que respiraba pesadamente, y recordé, de repente, una frase que me había dicho el día en que me enteré de mi terrible compromiso nupcial: ''La solución es bien sencilla. Huye. Si tu vida es tan horrible como dices, esfuérzate para cambiarla.''
Muchas ideas vinieron a mi mente. Era imposible. No, no podía ni siquiera considerarlo. ¿Desde cuando una muchacha...? y sola... pero lo del alquimista había salido a pedir de boca, y eso lo había hecho yo sola... Pero ¿Cómo...? si arreglaba... ¿Y si decía...? Si podía conseguir...
-Sayyida, ¡SAYYIDA!
-¿QUÉ?- Vahid me miraba como había mirado a Liana hacía unos momentos.
-Os agradecería mucho que dejárais de hablar sola y que me pagárais por mis servicios.
-Yo...Ehhh..sí, toma- Le entregué la bolsa de oro muy colorada. Volví a mirar a Liana.
Llegados a este punto, os tendría que narrar cómo pasé días y días llorando en mi cuarto hasta que dejé por imposible la misión. O cómo me pasé meses y meses intentando hallar un remedio hasta que tuve que casarme y dejar que mi hermana se consumiera. O cómo, en un ataque de desesperación, se lo confesé todo a mi padre, quien me encerró de por vida y mandó matar a Vahid.
Pero nada de eso ocurrió. Lo que ocurrió fue, sencillamente, que ideé un plan en pocos segundos, y que tomé una decisión sin pensar.
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''El romance de Nadia''
FantasyEl mundo de la joven duquesa Nadia de Campoflorido se viene abajo cuando su hermana Liana regresa de un viaje en extrañas circunstancias. Nadia deberá enfrentarse a grandes retos y fantásticas aventuras, y deberá vencer sus miedos para salvar a su h...