Creo que te quiero

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_Natasha, Capitán Rogers, este es Tony Stark. Él ciéntifico  de  que les quería hablar- presentó Fury.

Estaban en un laboratorio, rodeados de máquinas y scanners, un mundo diferente. Estaban allí para ser presentados al científico más brillante de todo SHIELD.

_Es un gusto conocerle, señor Stark- dijo Steve con clara educación.

_El gusto es mío- Tony Stark era un hombre alto, de cabello oscuro al igual que sus ojos.

_Les traje aquí para que sean testigo de algo que se nos ha ocurrido hace un tiempo- comentó Fury- El señor Stark ha estado creando unos robots que están programados para resguardar la seguridad de SHIELD ante un posible ataque.

_¿Un ataque?- habló Natasha, por primera vez.

_Han empezado a registrarse ataque anónimos a los agentes en diversas partes dentro de SHIELD. No me sorprendería que intentaran atacar a SHIELD directamente.

La vista de Steve se enfocó en una esquina del laboratorio, habían unas cápsulas del tamaño de un hombre, dentro de estas ,estaban unos robots. A simple vista parecían hechos de algún metal resistente, pero no sabía cual.

_¿Por qué nos muestra esto a nosotros?

_Por que ustedes son los mejores agentes que tiene SHIELD, confiamos en ustedes y pensamos que sería mejor que lo supieran.

_Es para estar alertas- dijo Stark.

Luego de eso, salieron del laboratorio y empezaron a recorrer el pasillo en un silencio para nada incómodo.

Fury se había quedado en el laboratorio para hablar con Tony sobre algunos detalles.

Los pasos de Natasha eran silenciosos y tenían elegancia, parecía bailar. En cambio sus pasos resonaban en el pasillo con un casi inaudible eco.

Había pasado dos días desde que se tomaron de la mano, nadie había vuelto a hablar de eso; eso le decepcionaba.

Cuando salieron a la calle, el frío los golpeo, Steve vio como Natasha se despedía de él con un suave beso en la mejilla, el ligero rose hizo que se pusiera rojo.

_¡Natasha!- la llamó- Quisieras, no sé...tomar un café conmigo.

Ella le miró con una pizca de diversión en sus ojos.

_No es que fuera una cita- se apresuró a decir- Sería una salida de...

_Acepto- lo interrumpió- Pero esta vez pagas tú.

Con una sonrisa de alivio se dirigieron a la cafetería Beca's que quedaba a unas cuadras de SHIELD.

Al entrar, el olor a café recién hecho lo inundó, mezclado con el aroma del pan horneado y pasteles que habían en una vitrina.

Se sentaron en una mesa y pidieron sus órdenes, Natasha llevaba una cafarena roja que le llegaba hasta el cuello y encima una chaqueta negra.

_Que bonito lugar- dijo con una mirada curiosa.

_Aquí me traía mi madre cuando era pequeño- Natasha le miró con preocupación.

_Steve ¿Por qué me traes a tus lugares de infancia?- preguntó- ¿Eso no sería algo personal tuyo?

Le trajeron sus órdenes.

_Si, lo sé- respondió con voz apacible- Pero yo quiero que conozcas más de mi. Al igual que tú me has contado sobre tu pasado.

Steve empezó a beber su café, había encontrado esta cafetería después de años, aún recordaba como cada domingo sus padres lo llevaban a comer un pastel de moras y un chocolate caliente.

Se obligó a no pensar más en ello, sino se echaría a llorar.

_Está delicioso- dijo Natasha mientras comía su brownie, parecía una niña concentrada en su comida.

_Si, me acuerdo que cuando tenía cuatro años me había gustado el pastel de moras, o creo que fue la dueña del lugar.

Natasha le miró como si le estuvieran diciendo que Nick Fury estaba bailando desnudo en la carretera.

_¿Enserio?

_Sí, la primera vez que la vi pensé que era un ángel- rió- Era muy pequeño.

Natasha soltó una risa divertida.

_Yo me acuerdo que cuando era pequeña me había gustado mi profesor de arte- murmuró sonrojada- No se lo digas a nadie.

Ambos rieron y desde allí la conversación se hizo más amena.

Cuando terminaron, Steve pagó la cuenta y se dirigieron al departamento de Natasha, no quedaba muy lejos de allí.

Hablaron de cualquier cosa que se les vino a la mente, cuando estuvieron frente a la casa de Natasha, no supieron como despedirse.

_Ya hemos llegado- dijo Natasha, pero no hizo indicios de querer moverse. Se miraron por unos minutos antes de que Steve hablara.

_Creo que te quiero- soltó de repente- Y no puedo evitarlo.

Natasha se quedó parada mirándolo fijamente, se acercó a él hasta quedar a unos pasos de él.

_Steve ¿Tú confiarías de mí?- preguntó, su coz tenía un dije de tristeza.

_Ya lo hago- Natasha soltó aire sorprendida, pero más sorprendida estuvo cuando Steve cortó la distancia entre ellos.

Juntaron sus labios en un cálido beso, Natasha podía sentir el sabor del café a través del beso, Steve la rodeo con sus brazos y ella le rodeó el cuello con los suyos.

"Creo que he empezado a amarte"

El intruso - RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora