Mamá, ese hombre me está mirando

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Soledad.

Repulsión.

Ira fue lo que recibió Steve después de haber huído, sin mirar atrás; se sentía perdido, sin un rumbo fijo.

Al principio pensó en entregarse, pero después se dió cuenta que no valía la pena, eso no calmaría su dolor.

Estuvo sin rumbo durante un tiempo, había encontrado un pequeño pueblo donde pasó algunos meses, la gente allí era amable.

No sabía nada de Natasha ni de los demás; estaba desconectado y aislado. Había despertado una mañana y se había encontrado cara a cara con unos agentes del gobierno, logró escapar sin embargo se volvió el más buscado.

Aún se acordaba de la cara de decepción que había tenido la señora que lo había aceptado en su hogar.

Al parecer su destino era decepcionar y dañar a todos.

Luego de eso, se volvió un mercenario, nadie sabía su identidad ni siquiera los hombres para quienes trabajaba;  lo contrataban para matar, robar o hasta torturar personas.

Había vuelto a lo mismo, pero era su única opción, era lo único para que servía.

Pasaron los años y todo se había vuelto monótono, a sus oídos había llegado la noticia de que Stark se casaba y que Clint ya había tenido a su primer hijo.

A Natasha la vio por la televisión, ella seguía igual de hermosa, fue el mismo día en que Tony había celebrado su boda, estaba vestida con un vestido rojo con detalles negros, la había notado un poco más rellenita o habrá sido la velocidad en la que había pasado la cámara; no estaba seguro.

Ahora... solo se dedicaba a lamentarse.

_¡Allí está!- gritaron.

Steve solo suspiró antes de girarse y volarle los cesos al tipo que estaba por atacarlo.

El cuerpo cayó inerte, Steve se acercó y le quitó las armas que llevaba. Que complicado se había vuelto todo eso.

Solo le habían pedido que volara una base, pero todo cambió cuando por un descuido lo habían visto. Ahora se hallaba en esa situación, corriendo hacia la salida mientras que los segundos pasaban y si no salía de allí, todo iba a explotar.

                         *****
_Muy bien Chris, lo has hecho bien- alagó el hombre tirándole un fajo de billetes, eso le serviría para sobrevivir por dos meses máximo.

Sin decir nada, salió de aquel lugar, su nuevo nombre era Chris Evans, así nadie lo reconocería, hasta se había dejado crecer la barba. Todo para no meterse en más problemas legales.

Se hallaba cerca de New York y ya habían pasado cuatro años desde la última vez que estuvo allí.

No, no debía ir.

No después de lo que hizo.

Se giró dispuesto a irse sino fuera por una ráfaga de viento lo empujó hacia atrás.

Steve sintió un mal presentimiento que lo inundó. Sin darse cuenta ya estaba corriendo.

Dejó que los instintos lo guiaran y quedó parado frente a una calle, donde estaba parada una mujer, era pelirroja y estaba de espaldas pero lo más curioso fue que esta, sujetaba la mano de un niño.

Steve pensó que era Natasha pero al igual que como vino, el pensamiento se fue.

Hasta que el niño giró su cabecita hacia su dirección y vio que movía los labios.

"Mamá, ese hombre me está mirando" leyó.

La mujer giró y la respiración de Steve se cortó.

De repente se oyó una fuerte explosión y todo se vio borroso.

El intruso - RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora