Después de que te fueras

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Ahora que te has ido veo mi cuarto muy grande, mi cama con demasiado espacio, y mis sueños demasiado vividos.
Es la primera vez en mucho tiempo que lloro, supongo que me rompí de todas maneras, pese a que me prometí que no lo haría. Recuerdo tus manos acariciandome, y tengo miedo de olvidarlo... de que todos estos recuerdos se me vayan olvidando poco a poco... que ya no recuerde tu olor, o los besos.

Joder... las lágrimas vuelven otra vez... pero no puedo evitarlo. Tengo demasiado claro que esto no es una mera ilusión, que todas las dudas que alguna vez tuve eran por miedo. Tengo frío... esta vez si tengo frío ¿Por que no vienes a arroparme? Se que te acabas de ir, pero de verdad que me duele el pecho, y tengo mucho frío.

No quiero olvidar tu sonrisa, esa que haces disimuladamente a veces, ni tampoco el mapa de pecas de tu cara, por las que quisiera darte mil besos. Tampoco quiero olvidar la sensación de ver el alba cuando tú dormías a mi lado; o la calidez de tu mano, esa que me arrepiento de no haber cogido más veces.
Y dime tú... ¿es normal que unos ojos marrones puedan parecerme más profundos que un océano? Por qué por mi me quedaría horas mirándolo...

No quiero olvidar. Pero no quiero echarte tanto de menos, por que duele como un maldito infierno... supongo que este dolor es mejor que nada. Al menos me demuestra que no fuiste un maravilloso sueño de una noche de invierno, si no una realidad Preciosa y efímera, pero lo suficiente duradera para querer hacerme recordar.

Cartas de una moribundaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora