Ronronea

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Joder... aún pienso en la noche aquel viernes con un estremecimiento que me recorre entera y me roba el aliento, al igual que aquella vez.
Tus dedos y tu boca bailaban por mi hombro como aquel que toca una complicada pieza de música, pero los bailarines conocen cada nota y la hacen suya. Tu respiración cerca de mi nuca; como me perdía...
Como tus manos rebeldes me buscaban las cosquillas, pero en vez de ello lograban quitarme la concentración y la conexión con mi cuerpo, que se volvía tuyo.
"Respira"
Susurrabas contra mi cuello de forma lenta y sensual, al menos para mi.

No recuerdo por qué acabé encima de ti, pero si recuerdo mis labios, ansiosos de tu esencia, caminando una y otra vez de tu cuello y escote a tu boca, de forma indecisa.
Recuerdo cómo tú mano se entretenía acariciandome la espalda por debajo de la ropa, con esos finos dedos de escultora, provocando que me arqueara por culpa de mi necesidad de más. Aún recuerdo ese susurro que me moja todavía, ese que dijiste como un ronroneo cerca de mi boca:
"Uhm... se arquea como una gatita..."

Cartas de una moribundaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora