Capitulo 8 La NO cita

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Sin duda, Gabriel envidiaba a los paparazzi, su trabajo era sacar fotografías de otras personas sin que lo notaran. Era inevitable no querer fotografiar a Lucas en traje de baño, de espalda, con el torso descubierto, con lentes de sol. Pero esa idea se desvaneció al darse cuenta el grado alto de acoso en dichas acciones. Aunque Lucas no se la ponía fácil. Posiblemente, el recuerdo de Lucas recostado en esa silla de playa, mientras una gota de sudor caía por su pecho al mismo tiempo que pasaba suavemente su mano por su cabello, había alquilado un lugar en sus recuerdos para toda la eternidad.


Sin duda fue un día provechoso, casi perfecto. Pero como siempre, tenía que haber una mosca en su sopa.


¡Aún no entendía por qué ese sujeto seguía coqueteándole a Lucas! El que debía estar sentado junto al chico de los hoyuelos bajo esa sombrilla debía ser él. Aunque Lucas prácticamente leía una revista mientras el patético de Rei hablaba sin parar. Su mirada estaba fija en ambos, el surfista no le daba buena espina y Gabriel no admitirá que solo eran celos.


Lucas desvió sus ojos de la revista cuando se sintió observado. Debía actuar rápido.


Gabriel Soltó una sonrisa nerviosa mientras lo saludaba con la mano. Bastante natural, según el rubio claro está. El moreno se relajó al ver que únicamente se trataba del rubio y le devolvió el saludo. Estuvo cerca, rápidamente Gabriel se limpió el sudor frío de la frente con su mano desocupada. No pudo evitar ahora sentirse él observado.


Lucas lo miraba con curiosidad que no entendía, hasta que se percató que aún seguía saludándolo con la mano. Hizo lo primero que se le vino a la mente, señaló al resto del grupo dentro del agua salada divirtiéndose. Mataría a dos pájaros de un tiro, quería separar a esos dos y de paso impresionar a Lucas con su agilidad en el agua. El chico de los hoyuelos sonrió y asintió gustoso mientras se levantaba y dejaba atrás a Rei.


«¡Jaque mate surfista de pacotilla!» pensó Gabriel junto a una sonrisa de victoria, mientras Reí solo fruncía el ceño. Ese tatuaje y su mal bronceado no eran oponentes ante él. Bueno, talvez Lucas solamente quería entrar al agua... pero le daba igual, Rei estaba lo suficientemente alejado de su chico. En verdad no le caía bien el sujeto, bueno, cualquiera que se acerca a Lucas no era de su agrado. Pero Rei era el típico idiota que sonreía cómo si le debieras algo, como si fuera la octava maravilla del mundo, odiaba a los de su clase.

La puesta de sol en la playa sin duda era hermosa, pero verla con la persona que te gusta, sin duda la hace aún más hermosa.


— ¡Gabriel! Toma la maldita foto. — gritó Sam mientras posaba con las chicas con el rojizo cielo a sus espaldas.


Claro, estuviera muchísimo mejor si solo estuvieran Lucas y él. Podía haber sido el escenario perfecto para su declaración de amor. El obstáculo: No había tenido el tiempo para pasar tiempo con Lucas para que siquiera pensara en la posibilidad de considerarlo un candidato para novio y tampoco lo creía muy prudente, había pasado un poco más de una semana desde la ruptura de Lucas y Romelia. El moreno no era de hierro, obviamente aún seguía afectado por su última relación, cuatro largos años. Gabriel podría aprovecharse de la vulnerabilidad de Lucas, pero él no era un sustituto ni mucho menos, él era serio con su Lucas.


Al fin la última sesión de fotos del día había terminado e iban de regreso a casa, por desgracia Rei aún los llevaba, pero esperaba ser la última vez que lo veía y con suerte la de Lucas también. Los dejo en el muelle más cercano a su caballa. El último en bajar fue Lucas, bueno intento bajar. Rei lo retenía de un brazo.


«¿Ahora que traía entre manos el del tatuaje barato?» pensó el rubio observando la escena.


—Bien, tú ganas... Iré. — dijo el chico de los hoyuelos mientras se soltaba del agarre del sujeto y se incorporaba al grupo.

De Triangulos a CuadradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora