Capítulo 14. Soltando el pasado

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Quizás no fue buena idea la cantidad de cerveza que había bebido la noche pasada. Ni siquiera recordaba cuantas fueron, pero fue una cantidad un poco ¿exagerada? Ya no importaba. En su mente no había más que vacío. Solo observaba con parsimonia la bombilla apagada en el techo de la habitación, de lo contrario todo a su alrededor daría vueltas nuevamente. Tenía un leve dolor de cabeza, era como un pequeño pinchazo constante en su sien, sin embargo, era tolerable.

Lo peor fue cuando escucho el abrupto sonido de las cortinas abriéndose, soltó un gruñido por la molesta luz captada por sus ojos. Escuchó poco a poco la voz enojada de Felipe por toda la habitación.

—Estúpido poste y sus borracheras... —soltó con fastidio su mejor amigo, cambiándose de atuendo frente a su closet. Tenía la leve sospecha que su amigo provocaba ruidos altos a propósitos. Como arrojar sus llaves, quien sabe a dónde o cerrar las puertas de su armario un poco más fuerte de lo normal. Gabriel sentía como pequeñas oleadas de dolor recorrían su cabeza.

Quizás hizo alguna que otra estupidez la noche pasada. Había vomitado, sin duda lo sabía, su garganta irritada lo delataba. Pero debían entenderlo, fue inevitable salir corriendo, luego de ver como Lucas, su Lucas, se acercó a Tomás para besarlo. Sus ilusiones se quebraron en mil pedazos y simplemente se alejó, no quería recordar ni mucho menos afrontarlo. Sí, era un cobarde. Él no era de los que se refugiaba en el alcohol, fue lo más sencillo.

Lo último que recuerda fue a ese grupo de alborotados universitarios junto a esa inmensa hielera llena de cerveza. Una simple presentación y preguntar si podía unirse basto para tener a su disposición el lote de bebida. Fingió interés en el juego y lo entusiasmado que estaba de encerrarse con una chica en ese sucio armario de limpieza. Después de todo, bajo la influencia del alcohol era capaz de hacerlo o al menos eso esperaba.

Al parecer Felipe lo trajo a su casa como habían planeado desde un principio. Se imaginó al castaño lidiando solo con él, en la madrugada. ¿Lucas lo vio en ese patético estado de embriaguez? De seguro estaba ocupado con Gruñidos. Nada más de recordarlo, le daban ganas de vomitar de nuevo. Agarró una almohada y se la coloco en el rostro antes de que Felipe saliera de la habitación, cerrando muy intencionalmente la puerta con un fuerte golpe. Este regreso más pronto de lo que esperaba, ya que de nuevo escucho como la puerta se abría.

—Lo siento, sé que ayer fui peor que un barro en el culo. Gracias por traerme y bueno, incluso ahora me sigues ayudando. — dijo agradecido, aún tapando su cara con la almohada, evitando cualquier contacto con la luz. Escuchó como entraban al baño, abriendo la llave para dejar caer el agua—. No sé si fue la cerveza en mi cerebro, pero soñé algo genial —soltó el rubio dejando a un lado la almohada y acomodándose un poco sobre la cama.

—No me importa en verdad —soltó cortante el castaño recostado en el marco de la puerta.

—Soñé con él, era irreal escuchar de su voz confesando que me quería a mí y no a ese idiota. Nos hicimos novios y luego... hicimos tantas cosas. —expresó melancólico, pero resignado, acostumbrándose a la claridad que entraba por la ventana.

— ¿Conque solo un sueño? —dijo Lucas levantando una de sus cejas saliendo del baño privado del cuarto de Felipe. El moreno llevaba su atuendo de la fiesta a excepción de la parte superior. Este lucía una camiseta azul de basquetbol con detalles amarillos, que al rubio le parecía demasiado familiar. Observó sobre su espalda el número seis en grande acompañado del apellido Cross. Era su antiguo uniforme de basquetbol del instituto. Gabriel parpadeó un par de veces observando al moreno nuevamente. Lucas con su camisa era alucinante, casi parecía un nuevo sueño.

—Ya vinieron por mí —dijo Lucas observando la pantalla de su celular. —Gracias por dejarme quedar —agradeció al castaño estrechando la mano de Felipe.

De Triangulos a CuadradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora