Capítulo 11. Bésala

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Una vez más todo el grupo se reunía en su habitual mesa a las afuera de la biblioteca. Génesis recién se incorporaba, era una suerte que la biblioteca se ubicara entre la facultad de ingeniería y la facultad de Leyes. Lo que era una suerte para la pequeña futura abogada. Ocupo el lugar en uno de los extremos de la mesa, quedando en el extremo opuesto con Gabriel.

A un costado del rubio estaban Felipe, Sam y Elena rodeando a Saúl mientras este les explicaba un ejercicio utilizando leyes de newton. Es difícil creer que Saúl sea bueno a lo que respecta a física, pero cuando Lucas lo recomendó no hubo duda alguna.

Gabriel debería estar concentrado en la explicación de Saúl también. Pero le era imposible, estaba sudando frío en partes que jamás imagino. La ansiedad y la preocupación lo estaban carcomiendo, y no, no era por algún examen. Ese día estaba totalmente decidido a salir del closet ante todos los presentes. No lo quería pensar mucho, ser genuino ante ellos le parecía algo importante. Se sentía un poco mal ocultarle su orientación, además ser gay no es nada de lo cual se deba avergonzar. Pero no todos opinaban igual, muchas veces las personas podían ser crueles. Tampoco es una obligación decirlo. Después de todo, la mayoría de la gente no anda por el mundo diciendo «Hola, soy Heterosexual».

Sabía que no estaba solo, Samara ya estaba al tanto. Entre él y la castaña no había cambiado absolutamente nada. Seguía siendo la «bola de pelos revoltosa» como a menudo la llamaba Gabriel. También estaba Felipe, su mejor amigo y apoyo en casi todo. Gabriel tuvo la suerte de escoger sabiamente a su mejor amigo, que decía su amigo, Felipe era su hermano. Pero esta vez Felipe no tenía conocimiento sobre los planes de Gabriel.

El único que estaba enterado era Lucas. Después de todo, él estaba involucrando. Estaba temeroso a que el Azabache no quisiera ser expuesto. No sabía si Lucas estaba listo para admitir que le podían gustar los hombres públicamente. Cuando se lo comentó, este de inmediato mostró su total apoyo, dejando en claro que no le importaba en lo más mínimo admitir que gustaba de Gabriel, porque así era. Lucas se lo dejo muy claro en su última conversación por teléfono.

Y como lo prometió, Lucas estaba presente, sentado frente a él. El moreno tenía toda su atención, el su portátil. Cosa que no duro mucho cuando observo el rostro del rubio. En especial sus labios, cuando Gabriel estaba pensando demasiado en algo, siempre mordía su labio inferior. Señal que Lucas ya conocía muy bien.

—Oye, no estés nervioso —dijo mientras tomaba una de las manos de Gabriel bajo la mesa. –Pase lo que pase, yo estaré contigo. Pero te aseguro que no habrá problema alguno —confirmó sin un ápice de duda mientras le sonreía como solo Lucas sabía hacerlo.

Esa sonrisa y la unión de sus manos fue como una recarga de entusiasmo. ¡Estaba Listo! Saúl recién terminó su explicación.

—Tengo algo que decir. — informó suavemente, pero sin titubear con la mano de Lucas, aún unida a la propia. Saúl regresaba a su asiento entre Lucas y Génesis, el resto ocupaba el lado contrario. Se extrañó un poco al notar la falta de comentarios sarcásticos y burlones por parte de Samara, al contrario, la chica tenía una pequeña sonrisa incitándolo a continuar.

— ¿Qué pasa? —indagó Felipe con extrañeza. Y no lo culpaba, Gabriel siempre fue alguien de pocas palabras y de perfil bajo, si pedía la palabra debía ser algo sumamente importante.

—Bueno... Quería hablar sobre un tema un poco delicado para mí. No sé si se lo tomen a mal. Espero que no—empezó a explicar con lentitud pensando muy bien antes de hablar.

— ¿Algún problema, necesitas dinero? —dijo Saúl un poco preocupado.

—Es un problema más personal. No sé qué opinión tengan sobre la gente homosexual —dijo Gabriel, abochornado al darse cuenta de que era el centro de atención. No quería ponerse más nervioso, así que fijo su vista en Lucas. Cosa que a Saúl notó.

De Triangulos a CuadradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora