Capítulo 4 Cita de estudios

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— Quizá deba usar perfume, ¿es demasiado? — Preguntó inseguro Gabriel a través del micrófono de su móvil.

—Gaby, te recuerdo que estarán en tu casa y no es una cita. – Reiteró su mejor amigo al otro lado de la línea.

—Cierto. Quizás una playera sin mangas, estamos a mitad del verano. ¿Tengo brazos lindos? – Indagó en forma seria.

—No responderé a eso. A todo esto, ¿No es ya la hora? – Informó cortante. – ¿Gabriel? ¿Oye, Gabriel?

— ¡El timbre! — Gritó el rubio mientras tiraba su celular sobre la cama, saliendo a toda velocidad hacia la entrada.

—Suerte idiota— Animó cortando la llamada.

Por suerte la cara de Gabriel no se estampó sobre el piso al bajar las escaleras a grandes zancadas. Revisó su aspecto en el espejo de uno de los recibidores, acomodándose el cabello. Exageró una gran sonrisa para examinar mejor su dentadura buscando algún intruso. Tomó una gran cantidad de aire listo para encontrarse con su chico de los hoyuelos.

—Menos mal estás aquí. Tienes visita— Dijo un hombre alto y rubio, con una leve barba de algunos días, con unos clásicos lentes color plata. Era más que obvio de quien heredo su altura.

—Aunque la historia de Wolverine es bastante interesante. Incluso Logan no es su verdadero nombre, ¿sabes? — Explicaba Lucas a una jovencita de doce años, de larga cabellera negra controlada con una delgada diadema azul cielo.

Ambos azabaches estaban sentados en el sofá más grande de la habitación mientras una película de los X-men podía visualizarse en la pantalla del televisor.

— ¿En serio? Creo que le pondré más atención a Wolverine ahora. –Comunicaba con suma curiosidad su hermana Renata, mientras acariciaba a su gato «Frodo» dormido en su regazo o como Gabriel lo llamaba, maldito saco de pulgas. Frodo y él no tenían la mejor relación del mundo, el rubio tiene la leve sospecha que el gato es homofóbico. Menos mal su hermana estaba en casa, ella lo mantendrá lejos de su habitación y en especial de él y su visita.

Su padre, por su parte, se incorporaba nuevamente a su trabajo en su pequeña notebook sentado en un sillón individual.

— Gabriel —Llamó el mayor en la habitación. – Hijo, necesito ayuda con esta fórmula. No sé qué estoy haciendo mal. — Comunicó apoyando su frente en su mano un poco desesperado.

—Vuelve a escribirla. — Decía sin intenciones de ayudar, acercándose al moreno para saludarlo y subir a su habitación.

—Quizás pueda ayudar, señor. —Se ofreció amablemente Lucas.

¡Rechaza su ayuda, recházala! Pensaba para sí mismo Gabriel.

— ¡En serio te lo agradecería muchacho! Y llámame Renato. –Pedía mientras le entregaba el pequeño artefacto al azabache. Su padre y su hermana compartían nombre.

—Entendido Renato—Decía el moreno con una leve sonrisa, mientras revisaba la sentencia.

Empezaba disgustarle la amabilidad del azabache. En el futuro tratará que solo sea bueno con él. Después de todo, una buena acción del moreno hizo que Gabriel callera enamorado. Y nadie asegura que en el futuro alguien no pueda ser presa del mismo encanto. Lo monopolizaría todo lo posible.

Y ¿por qué su hermana no dejaba de mirar a Lucas? ¡Espera! ¿Eso es un sonrojo? ¡Oh no! ¡No, no y no! Ni siquiera su hermana. El azabache era de Gabriel. Con novia, ¡pero suyo!

— ¡Lo encontré! –Informó feliz. –Este "punto y coma" debería de ser "dos puntos". —Explicaba mientras modificaba la fórmula regresando el artefacto a Renato.

De Triangulos a CuadradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora