Ep.3 - El contrato y la fiesta

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La luz se filtraba a través de las persianas de una manera tenue, y la habitación tenía un ambiente pesado por el puro silencio que había. Dentro de la gigantesca cama, había un cuerpo durmiendo como un oso en pleno período de hibernación. De repente, comenzó a sonar un estruendo debido al despertador, haciendo que la persona que estaba dentro se despertase abruptamente y comenzó a aporrear el cacharro contra la mesilla.

— Joder, cállate de una vez maldito cachivache.

Hanie se levantó de sopetón de la cama y se dirigió al cuarto de baño su habitación. Estuvo parada durante un rato mirándose en el espejo hasta que soltó un ruido desde la garganta. Estaba completamente seca, así que metió la mano debajo del grifo y bebió un poco de agua.

Tenía el pelo medio rizado, el maquillaje ligeramente corrido y el estómago revuelto. Anoche había salido a un club con su mejor amiga Yang, pero la muy perra se fue antes de tiempo porque "le habían mandado ir a ayudar a los del nuevo grupo". Le parecía absurdo. Su padre le había dicho que eran un grupo de seis o cinco chicos, no se acordaba de cuántos eran exactamente, le daba igual. También le dijo que tenía que a ayudarlos a integrarse en la empresa. Eso también le parecía absurdo.

Después de intentar lavarse la cara, vestirse un poco decente y no tener cara de muerta, bajó a desayunar. Se escuchaba una voz cantando en la cocina así que ando más rápido hasta llegar allí. Sehun, su hermano mellizo se encontraba con unos auriculares puestos mientras tomaba unos cereales. Hanie rio en bajo viéndole como bailaba de manera tonta y le salían gallos.

Ambos eran bastante parecidos física y mentalmente. Eran delgados, aunque Hanie tenía más curvas que su hermano. Los dos tenían el pelo negro y los ojos con una mirada profunda que todo el mundo siempre les decía que parecía que eran muy serios. Pero eso no era verdad. Hanie y Sehun eran de todo menos serios, ambos eran unos holgazanes y unos bromistas. Además de que siempre se las arreglaban para gastarle a alguien alguna broma pesada.

Le dio un golpecito a su hermano en el hombro, girándose este con cara de susto al verla de repente.

— No vuelvas a hacer, joder. — el chico la miró con gracia, se quitó los auriculares y prosiguió desayunando. — Tienes muy mala cara, ¿otra noche por ahí?

Hanie asintió con la cabeza. Sehun le sacó un cuenco y ella cogió los cereales de la mesa junto con la botella de leche.

— Sí, lo peor es que me quedé sola porque Yang se fue. Me aburrí bastante la verdad.

— Bueno hermanita, esta noche hay otra fiesta en SUJU, podrías venirte conmigo y con los chicos. Nosotros no te dejaremos tirada. —dijo metiéndose una última cucharada en la boca.

—Mmmm... De acuerdo. Total, no tengo nada mejor que hacer. — prosiguieron un rato hablando sobre lo que iban a hacer ese fin de semana y lo que su padre les tenía preparado para mañana.

Desde que sus padres se divorciaron cuando ellos solamente tenían dos años, estuvieron rondando de casa en casa y cambiando de país e instituto cada dos por tres. Eso llevó a los mellizos a un estrés, haciendo que los padres tuviesen un acuerdo en que tenían que vivir en Corea. Su madre, la cual hacía casi un año que no la veían, iba a regresar justo esas semanas para una supuesta reunión familiar. Ambos aceptaron ir por el simple hecho de complacerla y no fastidiar a su padre, que ya bastantes cosas tenían en la cabeza. A Sehun ya le molestaba tener que visitarla, pero a Hanie le repateaba que estuviesen montando una farsa para ver a esa señora. Su madre, en cuanto ellos se quedaron a vivir en Corea con su padre por el trabajo, cogió las maletas y se fue con su amante a recorrer el mundo. Queda claro decir que a ella no la veían el pelo en meses, así que a la larga comenzó a convertirse en una extraña.

Unlucky [PCY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora